Capítulo32: ¿La calma?

134 16 9
                                    

Eva

—¿Me estás diciendo que la copia barata de Indiana Evans te pegó y llamó puta barata?—asiento levemente—¿Y que te lanzó del muelle?

—Eso fue un accidente.

—¡Accidente mi trasero, Eva Williams!—si Chloe no estuviera detrás de la pantalla del ordenador en este momento su chillido me hubiese dejado sorda—Por Dios, pareces protagonista de novela turca que son todas demasiado buenas e ingenuas a nivel inexistente. Si fuera yo hubiese agarrado a esa mal nacida de las greñas rubias, le añadiría oxigenada pero lastimosamente es natural.

Suelto una carcajada. Chloe me mira mal y continua hablando.

—Gracias a Dios que el bombón americano estaba allí para salvarte como el príncipe azul que es—suelta aire—Hablando de bombones. No tienes ni idea a quién vi caminando por las calles de Estambul.

Me hago la que lo estoy pensando.

—Tienes razón, no tengo ni idea.

—Al menos te hubieses esforzado un poquito ¿no?—bufa—A la maravilla turca de Cagatay Ulusoy. En persona se ve mucho mejor, sus guardaespaldas no tienen nada que hacer a su lado.

Río—De los más de veinte turcos con los que estás obsesionada ese es del que más conozco.

Por supuesto que es porque Chloe no para de hablar de él, mostrarme más de mil fotos como toda una fan loca aunque debo reconocer que el hombre es hermoso.

—Habla la que entró en obsesión con Angus McLaren.

—Tenía catorce años—le reprocho.

—Ok. Ok. Paremos de hablar sobre hombres antes de que tu hermano entre a tu cuarto y nos descubra.

—Te extraño mucho, Chloe—digo entre risas.

—Y yo a ti, Eva. Y por desgracia debo colgar, aquí son las 8 de la mañana y a las 9 entro para un ensayo.

—¿Te está yendo bien?

Me sonríe emocionada.

—Excelente, amiga. Mi sueño al fin se está cumpliendo.

—No sabes lo feliz que estoy por ti.

—Dile a tu hermano que lo amo, hablaré con él cuando vuelva del ensayo—asiento—Güle Güle.

Con su despedida turca finaliza nuestra videollamada. Observo la hora en mi laptop antes de cerrarla. Con razón mi estómago cruje de hambre, ya es medio día.

Mi teléfono vibra en la mesita de noche y lo tomo para ver el mensaje de texto.

No han pasado ni doce horas desde que nos vimos y ya te extraño como un loco. ¿Qué me estás haciendo, bonita?

Sonrío como una tonta. Liam parece frío y reservado a simple vista pero cuando lo conoces de verdad es amoroso, dulce, atento y eso me vuelve loca.

Yo también te extraño demasiado.

Le doy enviar y dejo el teléfono donde estaba para salir de mi cuarto e ir hacia la cocina.

—¿Ya está listo el almuerzo?

—Faltan cinco minutos—responde Erin cortando los vegetales.

—¿Te ayudo?—dudo y ella asiente. Me vuelvo hacia mi gemelo que estaba revisando cuentas en la mesa—Chloe está en un ensayo, te llamará dentro de unas horas.

—Es horrible que le hayan sumado ensayos los domingos—Edward bufa y se levanta de la mesa con una factura en sus manos—¿Erin y las facturas del año pasado?

Incierto DestinoOnde histórias criam vida. Descubra agora