Un Abrazo Hasta Allá

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La pareja se encontraba en casa de Argentina jugando videojuegos.

- Tengo hambre - el tricolor dejo de lado su control y volteo a ver al albiazul.

- Ve a la tienda - el tricolor los miró con el ceño fruncido.

- no era la respuesta que esperaba, pero bueno- se paró del sofá y tomó su cartera, luego se dirigió a la puerta. - ¿Quieres algo? -

- No, nada, solo trae para vos - Argentina contestó sin mirarlo, pues seguía concentrado en su juego.

México salió a la casa y se dirigió a la tienda.

Diez minutos, media hora, una hora, tres horas, ya había oscurecido y México no llegaba. Argentina ya estaba demasiado preocupado, al inicio pensó que el Mexicano se había desviado a otro lugar, o se había quedado platicando, pero de ser así al menos tendría una llamada o un mensaje.

Ya desesperado tomó un sweter y salió casi corriendo de su hogar. Miraba para todos lados en Nueva de su pareja.

Mientras más se acercaba al lugar donde se suponía que estaría México, se escuchaba una sirena, internamente, deseaba que no fuera en la tienda.

- Que no sea ahí, que no sea ahí- Repetía el argentino en su cabeza.

Llego a la tienda, ojalá nunca hubiera llegado, la escena que vio era horrible, en la calle había 4 carros chocados, y a México tirado inconsciente entre ellos, Los paramédicos intentaban parar el sangrado de el tricolor, mientras ayudaban a los demás afectados por el choque.

Quería correr hacia el y ayudarlo, sin embargo, los policías lo detuvieron.

- Seños no puede pasar, es un área restringida- le dijo el joven policía, cubriendo el paso para que el argentino no pasara.

- No, tengo que verlo - En la mirada del sudamericano se podía ver la desesperación, su respiración era acelerada y sus ojos estaban a nada de estallar en lagrimas. El chico se compadeció, si bien no podía dejarlo pasar, podía hacer que fuera en la ambulancia con el, y eso hizo.

Iban al hospital lo más rápido que podían, el sangrado no paraba, México estaba pálido y no daba alguna señal.

El argentino se encontraba dando vueltas en la sala de espera, había llamado a Perú y a España. Ambos llegaron corriendo.

- ¿DONDE ESTA? - España gritaba, si que estaba preocupada por el Mexicano, aunque al ver la cara de Argentina se calmo un poco, lo abrazo, Argentina correspondió el abrazo y nuevamente empezó a llorar.

Perú también estaba sumamente preocupado, pero alguien debía mantenerse tranquilo y controlar la situación.

El doctor salió de la sala de cirugía, los tres jóvenes se acercaron inmediatamente.

- ¿y como esta? - Perú tuvo que preguntar, ya que a los otros dos no le salía ni una palabra.

-Logramos estabilizarlo - la europea y los dos sudamericanos soltaron un suspiro, al menos estaba bien.

- Pero entró en coma - Argentina abrió los ojos, se puso pálido, sus piernas fallaron, finalmente callo al piso, por suerte, sus amigos lograron sostenerlo para que no se lastimara.

Argentina tenía sus manos en el pecho, a lado de su corazón, le dolía, pies había posibilidad de que México no despertara, nuevamente empezó a llorar.

Se lo llevaron de ahí, pies no era bueno para el argentino estar viendo al norteamericano entubado y dormido en una cama de hospital.

Durante las últimas semanas se estuvo quedando con España, ninguno podía estar solo, por seguridad.

Todos los días, sin faltar alguno, Argentina hiba al hospital a visitar a su novio, le contaba de su día, esperando escuchar esa risa que iluminaba el día de cualquiera.

- ja, y hoy Estados Unidos y China iniciaron una pelea en medio de la sala. - el argentino tomaba la mano de México con fuerza. - Todos re extrañamos micho - se quedó en silencio - yo te extraño mucho. -

El monitor de latidos empezó a sonar de una manera acelerada, el albiceleste empezó a entrar en pánico, llamó a la enfermera, lo hicieron salir de la habitación.

Dentro de él cuarto, estaba el doctor con la máquina de choques.

- 1,2,3 despejen- dejó de latir.

- hora de muerte, 4:37 p.m.

Argentina, que estaba fuera, logró escuchar lo dicho por el doctor, callo al piso y lloro, lo había perdido para siempre.

El día del entierro, casi todos se había ido. Argentina se encontraba sentado a lado de la tumba de su amado, ya no  podía decir una palabra, su voz simplemente no salía, abrazo la tumba de México, las lágrimas no paraban de salir.

España tuvo que separarlo de la tumba, pero Argentina se rehusaba a irse, finalmente lo sacaron de ahí.

Te amo y siempre lo haré...

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Traigo un nudo en la garganta

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Soy_un_aguacate2

Dos son mejor que uno (MexArg-ArgMex) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora