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Miyako no era una chica que disfrutara mucho del deporte, no del comercial al menos; ella podía pasar horas viendo patinaje sobre hielo, gimnasia artística o nado sincronizado, le fascinaba la elegancia y disciplina transmitida por medio de los movimientos, pero sobre todo adoraba ver los vestuarios que portarían los deportistas, siempre eran tan bonitos; Probablemente esa fuera la razón por la que no le interesaban mucho los deportes como el fútbol, el baloncesto o el hockey, los uniformes no eran lo suficientemente bonitos para su gusto.

Eso no impedía que llevará media hora observando el entrenamiento del equipo de baloncesto de su escuela.

La joven rubia se encontraba sentada  en una banca bajo un árbol mientras esperaba a que el entrenador diera por terminado el pequeño partido improvisado entre los jugadores, aunque Miyako rezaba en su interior porque el juego nunca terminará.

Cuando salió de clases, una hora antes, la chica se dirigió a las canchas de la escuela en busca de Brick Him, su pareja de proyecto en la clase de historia, tarea que ambos ignoraron olímpicamente hasta un día antes de la exposición; ese era su último día para realizar el trabajo así que ella había ido a hablar con el pelirrojo, él le dijo que podía retirarse y que la buscaría después en el laboratorio o en casa de su abuela, ella debió aceptar, estuvo a un segundo de aceptar, pero entonces lo vio...

Boomer

El hermano menor de los Him se encontraba estirando junto al resto del equipo y, maldición, ese conjunto suelto de shorts y camiseta, igual a cualquier otro uniforme de baloncesto, no debía verse también en nadie.

Así que llevaba una hora observando el partido, que ella creía era bastante injusto porque los tres Rowdys eran del mismo equipo, centrando su atención únicamente en el rubio de sonrisa traviesa que parecía el más divertido del encuentro, con su cabello rubio alborotado y sus ojos brillantes, el uniforme, que gracias a los dioses era de color azul, luciendo increíble en él, su enorme sonrisa y sus mejillas rojas por estar debajo del sol de las 4 de la tarde, pero por sobre todas las cosas estaban sus pecas.

Bubbles no creía justo que su contraparte pudiera lucir tan adorable debido a sus pecas y luego verse como un Adonis por su pecas,
pero es que ese uniforme le permitía observar como es que las pequeñas manchitas cubrían no solo las mejillas del chico, si no también parte de su cuello y clavícula, junto al cabello alborotado y la cara de un color rosado sus pecas parecían brillar, o tal vez solo era el sudor.

— ¡Suficiente chicos!¡A las duchas! – la joven heroína despertó de su ensoñación al escuchar el grito del profesor seguido del sonido del silbato.

La mayoría de los chicos se dirigieron de regreso a la escuela, probablemente a los vestidores, excepto por la pequeña cantidad que se dirigía a los alrededores de la cancha a saludar a quienes esperaban por ellos, disimuló su decepción lo mejor que pudo al ver dirigirse a ella solo a Butch y a Brick.

— Dame cinco minutos, Miyako, después de eso nos vamos – aviso rápidamente el pelirrojo para después alejarse.

Mientras lo vio alejarse, Miyako pensó que el azul del uniforme lucía mejor en Boomer que en él.

— Rubia – el apodo la devolvió al pelinegro frente a ella, quien la miraba sonriente — Deberías disimular mejor, desde allá podía observar como babeabas por mi hermanito –

El sonrojo que se apoderó de sus mejillas y el tartamudeo de su voz le impidieron dar una respuesta apropiada antes de que el ojiverde se alejara. Respiro un par de veces para tranquilizarse y se repuso lo suficiente para el momento en que un Brick con el cabello escurriendo de agua y ropa deportiva aparecía.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora