La luna nos juzgará

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Ya subí este fanfic antes pero decidí subirlo por acá, disfruten <3

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La luna es la única que puede juzgar nuestro amor, solo porque ella también está enamorada.

Por si no sabían, la luna está enamorada del sol y su amor es tan fuerte que solo con verse 2 veces al año son felices.

Como nosotras, aunque técnicamente nos vemos más de 2 veces al año. Pero eso no importa, nuestro amor es similar.

Siempre pensé que eras muy parecida a la luna, tu forma de ser, actuar y las vibras que me dabas. Por consecuencia- ahora que nos amamos- yo soy tu sol ¿no?.

Tu piel absorve luz... creo que eres la luna.

Aunque nosotras no somos tan sabias. La gente pensaría que la luna y el sol se odian, tan diferentes entre si. Pero la verdad es que esas diferencias los unen, como nosotras.

Pero hasta la luna tiene su lado oscuro, sus días de llanto, sus días de querer derrumbarse porque no puede ver a su amor, porque tienen que finjir llevarse mal. Y eso también aplica en nosotras, también tenemos días malos.

Estoy cansada de mentir, pero es lo único que me permite hacer esta sociedad. Me gustaría poder ser libre, libre de amar a quien quiera sin ser juzgada.

No quiero esconderme más, solo quiero amarte.

Por favor no te rindas, en algún momento podremos estar juntas. Quizá cuando seamos viejas y grises podremos amarnos.

Cómo se aman la luna y el sol...

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Cuenta la leyenda que dos jóvenes llamados Luna y Sol se enamoraron locamente el uno del otro. Afrodita, diosa de la belleza y del amor, sintió celos de que una pareja de mortales pudiera quererse de una forma tan intensa y bajó desde el Olimpo para demostrar que su romance no era verdadero.

Experta en el poder de la seducción, la diosa trató de conquistar al mancebo, pero éste la rechazó con vehemencia diciéndole: “Mi señora, sin duda es usted la mujer más bella y más dulce que existe, pero mi corazón es sólo de mi amada Luna. Ella es para mí más deseable que el mismísimo oro”.

Furiosa por no haber sido capaz de conquistarle, Afrodita mandó separar a los amantes para siempre. Convirtió al joven en el astro que iluminaría el día y a la mujer en el que iluminaría la noche, por lo que nunca coincidirían en el firmamento. Estaba segura de que así su amor se extinguiría.

Al ver que su enamoramiento sobrevivía al del tiempo y la distancia, Zeus intervino para que el Sol pudiera, al menos, rozar de nuevo el rostro de su amada. Así ocurre en los días de eclipse, cuando los dos amantes vuelven a fundirse en un sólo cuerpo, aunque sólo sea por un breve instante”.

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