La discusión anterior no salió de la cabeza de Akashi ni de la de Yomi durante las próximas horas. El pelirrojo se encontraba tan afectado que despachó rápidamente a Natsumi cuando ésta fue a visitarlo el día Jueves, con la excusa de que tenía mucho trabajo. La joven aceptó lo que decía, pero una inquietud dentro de ella no paraba de crecer. A ella no le costó pensar en la posibilidad de que la madre de Shizuko tuviese que ver en esto, aunque no podía estar segura.
Igual prefería empujar a un lado estas conjeturas, después de todo, se suponía que el Viernes sería un gran día para Seijuurou y ella como pareja, tenía que estar animada. Sería el día en que anunciarían su compromiso oficialmente a familiares, amigos y demás miembros de sociedad. La lista de invitados era muy exclusiva, darían una fiesta refinada y con un presupuesto ilimitado. Por eso que Seijuurou había decidido ir a hablar con Yomi el Miércoles. Quería pedirle si se podía quedar con Shizuko a partir de ese día Viernes en vez del Sábado, ya que la pequeña probablemente estaría incómoda y aburrida en medio de los invitados, y él tampoco contaría con el espacio necesario para estar pendiente de ella, debía interactuar con los invitados en conjunto con Natsumi.
Sin embargo, había pasado lo que había pasado.
La mañana del Viernes, a eso de las ocho, Seijuurou tenía unas inusuales ganas de no levantarse. Sentía una presión en el pecho que lo hacía experimentar un curioso desespero. El dorso de su mano se posó sobre su frente mientras sus ojos melancólicos permanecían pegados al techo.
"Te vas a casar con otra persona, has seguido con tu vida como has querido, ¡¿qué mierda haces diciéndome con quién debo juntarme y con quién no?!, ¡vuelve a la realidad, no tengo que explicarte nada de esto, no soy de tu maldita propiedad!"
"Parece que estuvieras celoso..."
Recordando esto, Seijuurou se cubrió la mirada y retorció su cuerpo levemente en la cama.
Sabía bien que había sido ridículo, que la había fastidiado. Estaba arrepentido, era solo que no se hallaba listo para esto.
Bueno, Akashi probablemente debió imaginar que ya que no estaba él, Haizaki podría acercarse más y más a Yomi, pero no le gustaba pensar en eso. Siempre había detestado el lazo de la castaña con el peli negro, y sintió celos al respecto. En realidad no es que fuese un jodido celoso compulsivo... vale, cuando le daban celos, realmente se dejaba llevar por ellos, era una de las pocas cosas que no sabía manejar, pero no muchas personas le despertaban celos. Nunca tuvo verdaderos celos de Ryouta Kise o de otros amigos de la castaña, porque sabía que no existía nada allí aparte de amistad, pero respecto a Haizaki, Akashi notaba como él miraba a Yomi. Estaba enamorado de la chica así que no se le complicaba notar que el peli negro sentía algo por ella también, simplemente podía verlo. Y le producía incomodidad, desagrado, porque notaba que Yomi le apreciaba mucho, y había estado con la castaña una buena cantidad de años. Incluso cuando en el pasado sabía que ella le amaba, a él, a Seijuurou, no quería que alguien que la deseaba pudiese tocarla o rondarla, le era repulsivo.
No podía con eso, y ya.
Además, él obviamente creía que Haizaki estaba muy por debajo de la altura de la castaña. Que no podría merecerla nunca. Tampoco podía con eso.
Quizás si hubiese pensado en esto en lugar de evitarlo se habría tomado mejor la situación. En el pasado hubo un punto en que lo toleró, pero ahora ya no, pues las circunstancias no ayudaban, y no era factible retroceder el tiempo. Él era tonto, y se había dado el lujo de no estar listo para ver a Yomi con alguien más, a pesar de que había pretendido continuar con su vida al lado de otra persona.
Daba igual sinceramente que hubiese sido Haizaki, (aunque él en específico teniendo una oportunidad con Yomi era una de las cosas que más lo enervaba) o si hubiese sido un sujeto diferente, al que hubiese atrapado en esa actitud con Yomi. Se hubiese puesto igual, porque era estúpido y seguía enamorado de ella y...