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   Al pasar las semanas, la idea de revivir la memoria de mis padres, se hizo cada vez más fuerte ¿qué me queda en este mundo? me comencé a preguntar, al ver como Alejandra estaba pendiente de su núcleo familiar, sin embargo yo lo perdí todo en un día, un amanecer comenzó con dificultades para mí, pero mi madre siempre decía, el sol sale para todos por igual ¿sería Alejandra ese sol, que estuve esperando todo este tiempo? Al igual que yo, mis abuelos también estarían pasando lo mismo, mi abuelo padre de mi madre, era su hija la que perdió, por otro lado mi padre, también paso lo mismo que yo, perdió a los suyos muy joven, eso era algo que me daba fuerza para continuar, el poder pasar por todo esto. Y salir adelante que es como lo veo ahora que soy adulto, al salir del hospital, me fui a vivir con mis abuelos maternos, mis abuelos fueron muy amables conmigo en cada momento, mientras yo pasaba por esta etapa de mi vida, tratándome de dar lo mejor como lo hicieron con mi madre, habían pasado 4 años desde que no los veo para nada, solo converso con ellos por vía telefónica, con miedo de que se enteren, sobre la persona que nos acosa, desde hace ya más de 2 años atrás, es hora de volverlos a ver, para ese momento me encontraba en mi trabajo, en un estado pensativo. La cual mantenía en una consulta con un pacientes ¿porque están carme en mi pasado? si como yo las personas sufren todos los días, salí del consultorio con rumbo a mi hogar ¿pero porque no salir a cenar sería algo agradable? tener una velada tranquila con Alejandra, estábamos en casa todo el tiempo encerados, para mí no era algo raro, desde que el lobo comenzó con sus ataques, mi hogar se volvió mi zona de confort, sin embargo Alejandra no sabía nada sobre este tema, me contacte con ella para invitarla a cenar los dos solos. Y platicar en otro ambiente que no fuera siempre en nuestro hogar, tome rumbo a donde habíamos acordado encontrarnos, llegue primero que ella, ahí parado afuera contemplando como la vida cambia para todos, quieras o no, de la nada, no sentí cuando Alejandra llego  tocándome por la espalda.

— ¿Pablo que haces aquí afuera? Pensé que me esperarías adentro.

— Como crees, un caballero siempre entra agarrado de la mano de su señorita.

— ¡uy! Que caballeroso me salió el señor.

   Una vez sentados en una de las mesas, apartados del bullicio de todas las personas, nos sentíamos como si estuviéramos en nuestro propio mundo, en ese instante solo existía para mí ella nadie más, la conversación fluía de manera muy agradable, hasta que salió la conversación de ¿cómo nos conocimos esa primera vez?

— Te acuerdas, ¿cómo nos conocimos sí o no Pablo?

— En aquel campamento Alejandra.

— Si pablo — respondió ella.

— ¡ah! Por supuesto como olvidarlo. — dije yo al tomar un trago de vino.

— 10 años Pablo teníamos en aquel entonces, al principio eras bien extraño — me dijo ella observando el menú.

— ¿porque creías eso?

— Porque tú no me hablabas al principio.

— ¡Ah! yo como crees, eras tú la no me hablaba. — le dije yo

— ¡Yo! No me cambies la historia caballero¿te acuerdas de la persona que nos presentó? — me dijo Alejandra.

— No para nada.

— Sabes Pablo buscando entre mis cosas, encontré una foto vieja del grupo de niños, cuando fuimos al campamento y ella también estaba en esa foto. 

Angelina fue el nombre específicamente pronunciado por ella, aquella niña perdida, en aquel año donde también Alejandra estaba vacacionando, al igual que yo. Alejandra hablaba de Angelina recordándola como una niña tierna y cariñosa, a estas alturas no podía creer que nuestra cena, se convirtió en un recordatorio de lo que jamás podré olvidarme. Intente de cambiar la conversación pero sin éxito alguno, solo me quede observando y escuchar todo lo dicho por Alejandra. Era casi media noche, cuando llegamos a casa y nos preparábamos para ir a la cama, en ese momento me dispuse averiguar dónde guardaba ese recuerdos de ese verano, ya que ella desde los 4 años sus padres la mandaban para ese sitio, aproveche esos minutos mientras ella se encontraba en el baño, me sentía presionado y algo avergonzado, por esculcar sus cosas con miedo a que me fuera a descubrir,  nunca se escuchaba la regadera pero esa vez el sonido era muy fuerte, mi corazón se aceleró, mi cuerpo se estremecía por cada sonido o ruido ¿esto será lo que sentirán las personas que son ciegas? como el resto de sus sentidos se agudizan más, mi mirada buscaba rápido sin parar ¿ que podría encontrar yo en esas cajas que ella trajo consigo? No encontré nada fuera de lo normal ahí adentro. Al escuchar la regadera detenerse, guardaba todo con suma rapidez lo sacado por mi, antes de cerrar los armarios, me fije que nada estuviera fuera de lugar. Y corrí de nuevo a la habitación, para no causar sospechas en ella.

Juguemos en el Bosque #PGP2023Where stories live. Discover now