63. "if u need me dont let go."

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Eddie recibió una llamada de Richie, al cabo de media hora en la que el castaño estuvo intentando contactar con él. Le dijo un número de una suit de un hotel en una dirección exacta, y Eddie no tardó en ponerse rumbo hacia allí.

Un vídeo, es lo que Chelsea había publicado. Un vídeo de Eddie encima de Richie, y los dos besándose, ambos etiquetados en la publicación y con la descripción de "qué bonito es el amor" en el pie de foto. Eddie quería llorar. Si Richie se había puesto así por un vídeo, era porque algo grave había detrás de ello, y no saberlo le comía por dentro.

El castaño llegó a la habitación una hora después, una hora en la que se puso a idear distintas razones por las cuales Richie podía estar preocupado. ¿Invasión de privacidad? No, estaban en un parque público, dudaba Eddie. ¿No haber tenido la oportunidad de salir del armario por su cuenta? Podría ser, era bastante probable que lo fuera. ¿Qué más podría haber pasado, si no?

Llamó a la puerta y el rizado le abrió, haciéndose a un lado para dejarme pasar. Eddie lo hizo, y entró a la habitación, escuchando los pasos del pelinegro detrás de él y la puerta cerrándose.

—Mis padres quieren que nos vayamos. —Dijo Richie.

— ¿Qué? -Exclamó Eddie, bastante exaltado. — ¿De qué hablas? ¿Cómo que irte? ¿Ahora?

—Han visto el video. —Dice en un suspiro. —No es que les haya hecho mucha gracia, que digamos.

Silencio. Era lo único que se oía en la habitación por unos largos cinco minutos, mientras se intentaban poner lo más cómodos posibles, con cuidado de no cortarse con la tensión de la sala.

—No sabía que tenías... —Murmulló, incómodo. —Bueno, padres.

—Yo tampoco, la gran mayoría del tiempo. —Dice Richie , irónico, intentando no pegarle un puñetazo a algo. Ya se controlaba mejor. Suspira y sigue hablando. —Pero para lo que les interesa siempre están.

Un silencio sepulcral inundó la habitación, donde los dos chicos estaban. Eddie miraba al suelo, Richie a la pared. Ambos estaban sentados a diferentes extremos de la cama de la habitación del hotel, lo más alejados posible.

—Puedes denunciarla. —Dice el castaño, intentando sacar algo de conversación, tenso. Muy tenso.

— ¿Para qué, Eds? —Murmulla. —Los que me importaban que no supieran nada concreto eran mis padres, porque son los que nos pueden separar. Y efectivamente, ha pasado.

Richie se lleva las manos a la cabeza, tirándose del pelo, mordiéndose el labio inferior con fuerza para no llorar. Y justo cuando estaba intentando no derramar ni una lágrima, escucha un sollozo. Levanta la cabeza y mira al contrario, aún en el otro extremo de la cama. Tenía una mano tapándose la cara, y la otra hecha un puño sobre la falda. Lloraba tanto que se veían las gotas caer en su ropa de color claro.

El mayor se acercó, preocupado, y pone su mano en la parte de la cara que no tenía tapada. Ver a la persona que iluminaba su día llorar no era la sensación más bonita del mundo, la verdad. De hecho podría ser una de las peores.

—Hey, Eds, mírame. —Dice, alzando su carita para que deje de taparse, y le ve haciendo un pucherito con los ojos rojos. —Está bien, ¿vale? Vamos a encontrar una solución. —Murmulla, agachándose para estar a su altura, ya que él se había puesto de pie y Eddie seguía sentado.

—No te vayas, por favor. —Dice, con voz rota, en un susurro. —No ahora que estamos bien. Por favor.

Richie siente las lágrimas mojar sus propias mejillas, y abraza a Eddie. Su corazón estaba hecho un puño, no podía prácticamente respirar. Sentía un dolor en el pecho, y en la boca del estómago, insoportable. Su cabeza trabajaba, pensamientos yendo y viniendo de cómo podría acabar esto, e incluso rezaba -aunque no fuese creyente- porque esto no acabara como podía acabar. Que no le alejaran de su Eddie, era lo único que pedía. No podría ni pensar en cómo se sentiría no sentir su piel, sus besos y su olor. En cómo sería no ver su sonrisa, ni mirar sus grandes ojos, ni poder agarrar sus mejillas y pellizcarlas.

No era justo.

Habían estado a duras penas una semana viéndose como Eddie y Richie. Eddie, la supuesta chica del Instagram que volvió un poco más loco al pelinegro. No era justo que les separaran ahora.

Se quedaron abrazados, pero se decidieron tumbar en la cama del hotel para intentar dormir un poco, acurrucados, llorando. Querían hacer el momento lo más eterno posible. Sentían que sus mundos se acababan, así que más les valía disfrutar lo que les quedaba antes del apocalipsis.

—Te quiero, Eds. —Murmulla Richie, pero Eddie se había quedado dormido en su pecho, por la fatiga de llorar. —Te prometo que me quedaré contigo, para siempre.

ボクい 𝘴𝘩𝘦.Where stories live. Discover now