IV. "Cartulina"

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Sinopsis: Donde a Esmeralda se le olvida la cartulina y Rubí tiene que ir a comprarla. Sin embargo, ésta vez, Don Sergio no es quién la atiende.


Rubí.

- ¡¿CÓMO QUE NECESITAS CARTULINA PARA MAÑANA, ESMERALDA?! -Grita mi mommy mientras la Esme juega con sus dedos temblorosamente.

He aquí la situación: Mientras escuchaba a la Esme hablar acerca de lo mucho que le gustaba el Carlitos, un chico dos años mayor que ella que también va en el colegio, mi querida y olvidadiza hermanita, recordó que ella era la encargada de llevar la cartulina para un trabajo.

... Y no la había comprado.

- Perdoname mommy...

Mientras me sirvo tranquilamente mi cereal con leche de la tarde, casi noche, veo como mi hermana parece suplicarle incansablemente, y casi de rodillas, a mi madre que no la rete.

No quiero ser carbonera, pero se lo merece. Yo la habría tirado de las mechas hace rato.

- Nada de perdón aquí. -La reta.- Ya hemos pasado por esto, ¡ya no tienes doce años! ¿Con qué más me vas a salir ahora?

Miro a la Esme por cortos segundos y sé que lo que viene no le va a gustar a mi mommy.

- Y también tienes que ir a una entrevista mañana... -Añade.

Intento aguantar la risa al ver el rostro de mi mommy al oírla decir eso. Quiere tirarle uno de sus zapatos por la cabeza.

¡Dale, mommy! ¡También con la silla!

- Esmeralda, tú me vai a sacar canas verdes.

- Ay, mommy, perdón. Yo juré que había cartulina aquí en la casa. -Se excusa.- Apuesto que la Rubí la gastó toda para hacer quizás que cosa.

Ah, ¿quieres que te lance yo el otro zapato por la cabeza, hermanita?

- No me metas a mí en tus asuntos, gusana. Las dos sabemos que tú gastaste la cartulina en hacerle un cartel a tu pololo. -Le digo.- ¿Quieres que te recuerde el "Carlitos y Esme 4ever" y los cuatrocientos treinta y dos corazones que hiciste? Tengo pruebas.

Y su rostro está más rojo que un tomate.

Sonrío y sigo comiendo. Punto para mí.

- ¿A donde voy a conseguirte esa cartulina a esta hora, Esmeralda? -Pregunta mi progenitora con una mano en la cabeza.

- Perdón, mommy, perdón. -Dice mientras intenta abrazarla. No lo logra, claramente.- Prometo que es la última vez.

Suelto una carcajada.

Esta es la décima tercera vez.

- No creas que no vas a estar castigada por esto, Esmeralda. -Dice de forma severa.- No vas a ver al Carlos por dos meses y tu teléfono sólo lo vas a tener para poder ir al colegio. Y los fines de semana, vas a tener que acompañarme a la feria tempranito.

- Uh... -Digo en un tono que, claramente, es para avivar la discusión.

No puedo ser más carbonera.

- ¡¿Qué!? -Se escandaliza.- Pero, mommy, no puedes...

- Van a ser tres meses si sueltas una palabra más. -La amenaza.

Me llevo una cucharada a la boca mientras me apoyo contra la mesa. Esto es mejor que Caso Cerrado.

¡Que pasen los testigos!

- Está bien, mommy. -Acepta sin más y le entrega su celular, no sin antes darle un besito a la pantalla.

No sabría decirles si lo hizo porque ama demasiado a su teléfono, o porque en realidad su fondo de pantalla es el Carlitos.

Nuestros Universos ||One Shots Rubirena||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora