🎇 Capítulo 18🎇

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Una temblorosa mano dejó la taza de té que había estado sosteniendo sobre la pequeña mesa de madera. La dura y aguda mirada de su madre estaba fija sobre su persona, no importaba donde se moviese, esos ojos ónix la seguían como su propia sombra.

—No entiendo por qué me sigues viendo de esa manera, ya te dije que no sé qué pudo ocurrir con Hobi. —dijo a la defensiva sin cruzar su mirada con la de su madre ni una sola vez.

A la abuela Park no se le movió ni un mechón de su blanca cabellera por el tono empleado por su hija, es más, su cara estaba tan rígida como una pared y tan carente de emociones como si de una máscara se tratase.

—¿Eres tan estúpida como para olvidar quien soy y cuál es mi trabajo niña? —La reprendió con voz de hierro—. No importa cuánto intentes mentir Park Hee Jin, yo sé perfectamente lo que estás haciendo, así que te sugiero que te detengas y enfrentes de una vez lo que está pasando con mi nieto.

—No tengo nada que decir. —Aseguró Hee Jin con sus dientes apretados—. Así que, si no te importa, te voy a pedir que te retires de mi casa, madre.

Con movimientos ceremoniosos, Soo Young también dejó su taza sobre la mesa, gestos que irritó de sobremanera a Hee Jin, ya que sentía que nada podía remover aquella máscara de perpetua nada del rostro de su madre.

Desde niña siempre pensó y sintió que ella al igual que su hermana habían sido procreadas con el único fin de mantener las viejas costumbres y habilidades de la familia Park a través del tiempo, jamás hubo caricias gentiles o de aliento por parte de su progenitora, ni siquiera una sonrisa, por más pequeña que fuese. Siempre fue estar sentada sobre sus rodillas leyendo libro tras libro, dedicándose a aprender todo cuanto pudiese de las habilidades que habían recaído sobre los hombros de su apellido.

Sin embargo, a pesar de haber tenido una crianza dura y estricta, Hee Jin no había sido tan tonta como para no haber notado que su hermana, la madre de Jimin, Eun Jin, era la favorita ¿Y cómo no serlo si ella desde su tierna infancia había sido capaz de ver y oír lo que otros no podían? ¿Cómo no ser la favorita si no era ella quien lloraba a mares suplicando que las voces de los muertos dejasen de susurrar sobre sus hombros? Eun Jin tuvo la disciplina y el temple para dominar sus habilidades desde temprano, mientras que ella sólo se había dedicado a llorar y pedir un lugar en la cama de su hermana para que le sirviera de apoyo.

Y con eso no estaba diciendo que había sentido envidia u odio hacia su hermana por ser mejor que ella, o hacia su madre por haber sido tan obvia en cuanto a su favoritismo, nada de eso, simplemente era un descargo desde lo más profundo de su alma causado por los recuerdos que le producían la mirada de evidente decepción en los ojos de su madre.

—Lo que estás haciendo tiene sus consecuencias Hee Jin, y no tardaran en llamar a tu puerta si no te detienes ahora. —La advertencia en su voz fue clara, pero no se detuvo a esperar algún tipo de respuesta. finalizadas sus palabras, se puso de pie y se marchó sin más, dejando a su hija abnegada en lágrimas y con su taza hecha añicos contra una de las paredes.

De manera progresiva, Jimin por fin fue despertando de su "pequeña siesta", una que sabe fue buena porque es incapaz de recordar el momento exacto en que cayó rendido

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De manera progresiva, Jimin por fin fue despertando de su "pequeña siesta", una que sabe fue buena porque es incapaz de recordar el momento exacto en que cayó rendido. Es el fuego de la chimenea lo primero que consiguió distinguir al abrir sus ojos. Sus labios se torcieron por el dolor que sentía en una de sus mejillas, seguramente por haber dormido del mismo lado la expuso al constante rose con la alfombra, irritando así su piel. Dios, dolía como el infierno.

—Oh, buenos días —saludó al ver la figura de su compañero recostada a lo largo del sillón.

Yoongi bajó el libro que estaba hojeando hasta apoyarlo sobre su estómago y lo miró.

—Buenos para ti compañero, Hoseok y yo casi entramos en crisis por no haberte encontrado. Si no hubiese sido por la doncella que me dijo que estabas aquí, hubiera llamado al capitán para reportar tu desaparición.

¡Cierto! Cuando él bajó a la biblioteca, Yoongi y Hoseok seguían durmiendo, además se había metido tanto en su investigación que olvidó por completo avisarles después de un rato.

—Lo siento, se me pasó. —Se disculpó Jimin rodando hasta que por un error de cálculos chocó su cabeza contra el mueble.

Yoongi se asomó por el borde para echar un vistazo, asegurándose de que el golpe no fuese peligroso, y una vez que pudo corroborarlo, se tomó el atrevimiento de burlarse.

—Pfff...—Yoongi tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no reírse cuando sus ojos vieron crecer un pequeño bodoque rojo en la esquina de la frente de Jimin.

—En lugar de estar riéndote deberías estar dándome besitos para que me sane —alegó Jimin con sus cachetes inflados en un berrinche—. Voy a reportarle al capitán tu falta de compromiso en esta relación. Sí, eso haré, le mandaré por escrito las diez razones por las que Min Yoongi, es un pésimo camarada. Me siento indignado, estoy aquí frente a ti agonizando de dolor, pero únicamente te me quedas viendo como si mis desgracias complacieran tus venas sádicas, y...

La verborrea sin sentido de Jimin murió cuando sin previo aviso, Yoongi colocó de forma delicada y casta sus labios sobre la zona afectada de su cabeza. Su corazón de pollo se retorció y un cálido sentimiento lo bañó de pies a cabeza a causa del roce. Sus ojos viajaron hacia arriba buscando a los de Yoongi.

La distancia entre ellos en ese momento era mínima, y los envolvía con la misma atmósfera íntima de la última vez. Los dedos tímidos de Yoongi rozaban de manera superficial y casi dudosa la mejilla sonrosada de Jimin, pudiendo sentir con claridad el calor que desprendía a causa del sonrojo que escalaba paulatinamente hasta perderse en la raíz de sus azules cabellos.

Jimin inclinó su cabeza hacia el roce, para que Yoongi no temiese acariciarlo como parecía desear.
Con un paso más al frente, Jimin se enderezó y se apoyó con sus manos contra el brazo que Yoongi descansaba en el sillón. Las puntas de sus narices se acariciaban entre ellas, seduciéndose y deleitándose con los cariñosos roces.

Yoongi tragó en seco, su corazón tan latía desaforado y nervioso contra su pecho, que creyó que Jimin sería capaz de oírlo si se lo proponía.

La mano que tenía acariciando la pecosa mejilla se deslizó hacia atrás, dónde enredó sus dedos con las hebras azules y ejerció una leve presión.

Jimin inspiró hondo y apretó su labio inferior con sus dientes, deleitándose con el estremecimiento que sacudió su cuerpo y erizó su piel. Vaya, así que era ese tipo de persona ¿eh? Muy de piel, muy de sensaciones, jamás lo había pensado.

Bueno, no es que hubiese tenido necesidad o tiempo para explorar esa parte suya. No obstante, a pesar de que de verdad quería derretirse contra Yoongi y dejarse llevar por las maravillosas descargas eléctricas que crispaban los dedos de sus pies, Jimin sabía que debía explotar la burbuja en la que se habían sumergido.

Con cuidado, tomó la mano de Yoongi que reposaba tibia contra su rostro y le dio un apretón antes de decir;

—Tengo algo que decirte...

✨IN THE LIGHT✨️ Vol.II ||YM|| Where stories live. Discover now