Recompensa

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Minuto a minuto, la sensación de fuego aumentaba en su pecho. El corazón le palpitaba a una rapidez inigualable, su cuerpo sudaba, agitado, cada vez más desesperado por recuperar el ritmo normal de su respiración.

Llevaba solo cinco minutos en la corredora.
Maldita sea, Goodspeed. Pensó. A este paso nunca alcanzaría el ritmo de Avocato.

Volteó a mirar a su sudoroso amigo peludo; Justo en su derecha, Avocato llevaba trescientos abdominales y contando.

Maldito loco, se dijo Gary para sus adentros. Pero no apartó la mirada.
Se había propuesto entrenar con el Ventrexiano cada mañana desde ahora, no solo porque estaba transformándose en una masa que prontamente se fusionaría con el sofá si continuaba quedándose sentado, sino que quería mejorar sus, por supuesto, genuinos, pectorales.

¿Y qué mejor que entrenar con el alienígena más musculoso de la casa?

— ¿Todo bien?— Escuchó como el cato azul detenía su rutina con un último y grave jadeo.

A Gary se le atasco la palabra en la garganta.
Ahora Avocato caminaba hasta él secándose el sudor del cuello con una toalla celestina.

— Ah... si. Es solo que... que....— tragó en seco.

La mirada que mantenía en la ahora extrañada cara del Cato, bajó distraídamente hasta los pectorales de su amigo. Grandes, peludos y más gruesos pectorales de hombre cato que habría visto en toda su mísera existencia.

— Oh mierda quiero tocarlos —

— ¿Disculpa?—

Abrió los ojos en grande. Sintió la sangre taparle hasta las orejas. Levantó la cabeza lentamente, como si la muerte estuviera en frente. Y si que lo estaba. El ventrexiano alzaba una ceja muy confundido, con la toalla al hombro y cruzado de brazos.

Goodspeed tragó en seco.
— No- no, no... no es lo que crees— carraspeó enderezándose de inmediato. No se dio cuenta de que, ahora, estaba mucho más acelerado que cuando estuvo corriendo sobre la caminadora.

— Ajá...— Avo alzó una ceja, divertido. Y se acercó para encarar al pervertido. Gary sonrió tembloroso.— Tengo una idea. Si logras acabar la rutina de inicio hoy, te dejaré tocarlos—

Pareció que sus ojos brillaron de un instante a otro.— ¿Lo dices en serio...? Tú... — hizo una pausa— Tú lo dices en serio. O por Dios si estás hablando en serio. —

Avocato curveó una semi sonrisa picarona, y Goodspeed parecía hundirse cada vez más en un horrible pánico gay. Era complicado saber si estaba feliz o a punto de chillar. Probablemente ambas.

Vamos, que es Gary.

— Entonces apresúrate antes de que me vaya. Tomaré una ducha.— le guiñó. Pocos segundos después de alejarse por el pasillo del gimnasio, fue cuando desapareció de la vista del primate.

Gary no hizo esperar a la máquina automática.
— Eres mía, chiquita — mostró los dientes al sonreír. Un segundo más tarde comenzó a trotar otra vez, siguiendo al pie de la letra la rutina de entrenamiento para principiantes que Avocato había preparado para él.

Fue al cabo de cuarenta intensivos minutos que, Gary, salía de una relajante ducha tibia. Todos sus músculos parecían estar como nuevos. No estaba al tanto de que al día siguiente estaría llorando por los dolores del entrenamiento.

Con una vestimenta decente, abandonó la sala, y emocionado buscó al minino gigantesco que tenía por amigo.

Diez minutos, quince.
No lo encontró.

Frustrado y tomando una galleta como recompensa se dejó caer en el sofá, soltando un largo suspiro. Miró hacia todos lados, para terminar hundiendo la espalda entre almohadones con pesadez, y muy infantilmente.

— Oh, aquí estabas. — escuchó. Su sentido Gary lo obligó a enderezarse de inmediato. No podía creer lo que se aproximaba. Benditas sean las galaxias por permitirle tocar ese par de tetotas.— Lo siento, fui a ayudar a Quinn con un pequeño trabajo —

Parpadeó.
Diablos, se distraía tan fácilmente.

Avocato se tuvo que aclarar la garganta otra vez al notar que Gary, nuevamente miraba su pecho.

— Oh, si, lo siento — dijo el rubio, muy rápido, sonó más bien como un extraño enredo de palabras.

Pero Avocato no dijo nada; él notó la posición en la que el hombre estaba sentado en el sofá, y como si se tratara de una cosa completamente natural, caminó para apoyar ambas piernas a los lados del regazo de Goodspeed, ahora tieso en el sofá. Avo lo miró hacia abajo, sereno, como siempre, y riendo gravemente subió su camiseta de tirantes por encima de el pecho.

— Puedes tocarlos. — Comentó— HUE me ha dicho que lo hiciste bastante bien — Alzó una ceja. Su tono de voz era realmente tranquilo.

Gary tragó grueso. De verdad, los tenía en frente, no, encima. Oh santo cielo, era una bendita fantasía.

Sonriendo tembloroso extendió ambas manos hasta los peludos pectorales del hombre mitad gato, y suspirando profundamente los apretó entre sus manos. Avocato sintió sus mejillas calentarse al observar como Goodspeed se le abrazaba, y restregaba el rostro contra su pecho.

— Oh vamos no es para tanto....—

— Avocato.—

El Ventrexiano alzó una ceja otra vez, Gary parecía decidido, muy serio para ser verdad.

— Tienes las mejores tetas del universo.—

Lo decía tan centrado en ellas, que el Cato azul solo pudo quedársele mirando, muy callado.
Y pronto, una profunda carcajada resonó en la sala de Galaxy two.

— Eres un idiota—

El resto de la mañana, se trató de Gary abrazándose al pecho del Cato sentado en su regazo, disfrutando de los apretones del rubio pervertido que tenía como mejor amigo.









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No me arrepiento de haber escrito esto, porque lo necesitaba.
Espero sus comentarios 🏃🏻‍♂️

-margo


*nota: el capítulo continúa en edición.
Esta no es su versión oficial

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⏰ Última atualização: Aug 11, 2021 ⏰

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A Goddamn Furry's Fantasy | One shots Garycato Onde histórias criam vida. Descubra agora