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Narrador Omnisciente.

La cena en el comedor principal había terminado antes del toque de queda, haciendo de que todos fueran a sus habitaciones. Claro que, antes, ordenar un poco el lugar donde comieron. Limpiando los utensilios, secarlos y guardarlos después.

Kirishima fue de los que iban a su pieza a por fin a descansar, luego de un cansado día de clases. Ya quería recostarse en esa cómoda cama y dejarse dominar por el sueño, pero algo que no contó en encontrase fue a su mejor amigo junto a su puerta. Cargando todo su peso sobre aquella puerta, parecía ser que esperaba algo o alguien, lo que le llamó al curiosidad al pelirrojo.

-Bakugou?- le llamó por su nombre- qué haces aquí?

-no es nada... - le respondió de manera calmada, algo extraño para cualquiera, pero no para Kirishima. Quien en más de una oportunidad lo había visto así de tranquilo- solo quería saber como estabas.

-yo? Estoy bien, un poco cansado jeje- simplemente le respondió.

-idiota, me refiero con todo esto- volvió a hablarle, pero de manera más ruda, dejando el sitio que utilizaba como reposo, señalando por completo el cuerpo del menor para que este entendiera a que se refería. La respuesta verdadera no era una de sus favoritas. Pues sentía que era un acto de debilidad y poco varonil, un sentimiento negativo que lo afligía y que no quería que Bakugou notara.

-no es nada grave, puedo lidiar con él- dejó por completo de lado esos sentimiento para así sonreírle al cenizo. rostro que suele usar muy seguido como su mejor arma, evitando así muchas preguntas que prefería no responder con la verdad. Parecía ser un acto de un cobarde, pero lo que menos quería era preocupar a los demás con sus problemas personales.

El rojo con rojo se encontraba en ese silencio pasillo, donde eran ellos dos solamente. Analizándolo sin parar a Kirishima, lo que lo hacía ponerse nervioso. Casi inconsciente había movido su mirada al piso por el constante análisis de su compañero de piso, poniéndole los nervios de punto en el proceso.

-c-creo que mejor me voy- le dijo al más alto de los dos, yéndose a la puerta de su habitación y tomar aquella perilla y girar. Acto que no llegó a hacer pues, de imprevisto, su brazo había sido tomada por otra de un color más pálido- Ba-a... Kugou... Sucede algo?

Nuevamente se miraron a los ojos, esta vez a una distancia más corta que la anterior. Observando su físico como lo es sus orejas rojas reposando sobre su cabeza y esos ojos rasgados que tenía un color distinto al de antes que el mismo Bakugou había notado, tan interesante y raro a su manera, pues podía notar también el como sus pupilas se agrandaron un poco, casi sin ser notorios al ojo humano. Qué significarán los ojos de los gatos? Sin saber realmente porque, le surgió esa incógnita. Su vista viajó a la cabeza de Kirishima, donde se encontraba hacia abajo, como lo fue desde la mañana. Recordó las caricias que le daba Mina al pelirrojo, con tal delicadeza que lo hizo, irónicamente, ronronear como un verdadero gato. Quería volver a escuchar ese llamativo sonido que se formó tan naturalmente allá en el comedor, tanto, que ni cuenta se dio cuando su mano libre se dirigía a los cabellos rojizos del contrario. Espera... Qué estaba haciendo? Había entrado en razón, percatándose de lo que pretendía hacer. El como su mano estaba a tan solo unos centímetros de la cabeza del otro y como este tenía los ojos cerrado por algún que ni el mismo sabía porque hacía.

-no es nada, yo me voy- de pronto fue que dijo eso, retrocediendo algunos paso hasta llegar a su puerta y entrar a su pieza.

El mitad gato estaba más que confundido, pero prefirió no darle muchas vueltas al asunto. Meneando su cabeza para olvidar lo que pasó y poder entrar por fin a su habitación. Sacarse algunas prendas de su ropa y usar algo más cómodo para poder dormir por fin en su cama y esa almohada que se moldeaba tan bien en su cabeza.

Kirineko (Bakushima)Where stories live. Discover now