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Al día siguiente, Xiao Zhan desayunaba junto a MeiWen quien ya se encontraba peinaba y con su uniforme impecable.

— Zhan... ¿Vas a ver a mi papá Yibo? — preguntó.

— En cuanto te deje en la escuela voy a ver cómo está tu papá.

— Mhn. Ya terminé — dijo levantándose de la mesa.

— Ve por tu mochila pequeña — dijo mientras se levantaba para recoger los platos.

Mentiría si dijera que no se sentía preocupado, era la primera vez que veía a Yibo comportándose de esa manera tan desesperada, lo vio asustado y al borde de un colapso.
A diferencia de otras veces su mirada no era la misma, era como si otra persona se apoderara de aquellos ojos tan bonitos que el castaño llevaba, no era igual y pudo ver de manera clara  el cambio.

Vio a Mei esperándolo en el sofá mientras jugaba con la pulsera que compartía con su padre.

— Mei cariño, vámonos — llamó Zhan parado en la puerta.

La niña caminó hacia él, agarró la mano ajena y ambos salieron con rumbo a la nueva escuela. Al llegar Zhan la dejó en la entrada donde la esperaban la directora del instituto y la nueva profesora de la niña.

— Buenos días... ¿Usted qué es para la niña y el joven Yibo? — preguntó la mujer de edad mayor, vestida muy formal.

— Es mi papi... Se va casar con mi papá Yibo — dijo la pequeña sonriendo dejando a un pelinegro sin palabras.

— Oh ya veo. No se preocupe señor, cuidaremos muy bien de su niña — sonrió.

— Gra-gracias... Entonces, la dejo a su cuidado — la niña caminó hasta la entrada sonriente.

— Hasta luego cariño — se despidió

— ¡Chao papi! — la pequeña se despidió con la mano y entró.

El pelinegro sonrió enternecido, caminó hasta su camioneta y emprendió su camino hacia el departamento del castaño. Al cabo de unos minutos conduciendo llegó a su destino, con algo temor, comenzó subir, y una vez llegó al departamento, con torpeza y con su corazón latiendo de manera acelerada intentó abrir la puerta, su ceño se frunció al ver que esta no se abría, empujó un poco y la puerta chocó contra algo haciéndolo asustar y retroceder un par de pasos. Miró atentamente la puerta como si buscará algo que le diera una explicación de porqué no se abría. Volvió a empujar, pero algo parecía trabarla, lo siguió intentando hasta que logró hacerlo y de paso escuchó el fuerte estruendo que esto provocó. Al suceder esto la puerta logró abrirse un poco, miró que era lo que impedía el paso y pudo ver uno de los libreros que Yibo tenía en su sala, se agachó y con algo de fuerza empujó un poco más el librero. Abrió totalmente la puerta y entró al departamento, con su mirada comenzó a recorrer el lugar y a medida que lo hacía quedaba aún más sorprendido.

El departamento destruido, trozos vidrios por todos lados, la mesa hecha pedazos, latas de alcohol regadas por todas partes, algunas ventanas rotas, un par de sofás dañados, libros y hojas de papel tiradas sin cuidado, y algo que lo hizo soltar un grito ahogado... Yibo inconsciente sentado en el piso, recostado en el destrozado sofá con su cabeza tirada hacia atrás, con sus manos, brazos, rostro, ropa y algunas zonas en el piso llenos de sangre ya seca.

Dios mío — dijo en un hilo de voz.

Se acercó lo más rápido que pudo al castaño y con miedo de tocarlo y lastimarlo comenzó a llamarlo con su voz y manos temblando.

— Yibo... — le movió el hombro.

"¿No está muerto verdad?" y aquel pensamiento lo asustó demás.

— Yibo... — lo movió un poco más fuerte al ver que este no reaccionó.

Su desesperación comenzaba a hacerse presente. El castaño comenzó a moverse con despacio y al abrir sus ojos, estos estaban rojos y vidriosos. Yibo empezó a reaccionar y tiró su cabeza hacia delante dejando salir un gruñido grave y bajo, pestañeo para detener el ardor de sus ojos y cuando pudo enfocar su vista, vio todo el desastre que había hecho.

"¡¿Por qué tuviste que hacer eso?!" pensó comenzando a alarmarse.

Miró sus manos y estas estaban llenas de sangre al igual que su ropa, miró a su costado y vio a Zhan con una expresión de susto y preocupación, había ocurrido de nuevo.

— Lo... siento — dijo con dificultad, dado que su garganta dolía.

— Tengo que llevarte al hospital — dijo tratando de tomar a Yibo del brazo.

No — detuvo todos los movimientos del pelinegro.

— No voy a preguntar, si quieres contármelo depende de ti, pero no voy a dejarte así, voy a llevarte al hospital te guste o no — dijo en tono serio y pequeñas lágrimas acumulándose en sus ojos.

Yibo buscó su teléfono con la mirada y lo encontró encima de la mesa de centro, con algo de esfuerzo lo tomó y comenzó a buscar entre sus contactos, marcó y no pasaron ni cinco segundos cuando la llamada fue contestada.

— ¿Ocupado?... Necesito que vengan... Pasó de nuevo — con esto último dejó su teléfono en el piso y miró al pelinegro.

No te preocupes... — susurró tomando su mano. — Ya viene alguien en camino — trató de darle una sonrisa, pero al intentarlo sintió como sus labios se cortaban, haciendo que tratara de no hacer una mueca de dolor, cosa que preocupó a Zhan.

Sacó un pañuelo de su bolsillo y limpió con cuidado de no lastimarlo las gotas de sangre que comenzaban a salir de las cortadas en los labios del castaño.

Lo lamento mucho Zhan — dijo con lágrimas en sus ojos. — Lamento haberte metido en este problema yo-

— Tranquilo... e-está bien — dijo con una pequeña sonrisa temblorosa.

No debiste venir.

— Si no venía, quien sabe que te hubiera sucedido después... ¡Lo siento! — dijo rápidamente al ver la mueca de dolor del castaño, había lastimado el moretón que tenía en la comisura de su boca.

Está bien...

Zhan tomó con cuidado la mano de Yibo entre las suyas y esperó junto a él hasta que la ayuda llegara.




Al cabo de unos minutos dos hombres ingresaron por la puerta principal, haciendo exaltar a Zhan.

— ¡Por Dios Yibo! — dijo uno de los hombres.

— ¡No puede ser! — exclamó el otro.

HaiKuan, Darren — saludó el castaño, y ambos se acercaron a socorrerlo.

— ¡¿Por qué no tomaste tus pastillas?! — reclamó HaiKuan.

— No alcancé... a hacerlo.

— Está bien, hablemos de eso luego. Darren revísalo por favor.

— Pensé que ya habíamos superado esto Yibo... Voy a cortar tu camiseta — dijo sacando unas tijeras del maletín que había traído y Yibo asintió.

Al cortar y retirar la tela, la mandíbula de todos fue a dar al piso.

— Hay que llevarlo a la clínica ahora — dijo Darren tomando unas gasas.

El castaño tenía un trozo de vidrio incrustado en el lado izquierdo de su abdomen, y había algunas otras heridas que hacían que su torso se viera aún más alarmante. HaiKuan pasó las manos por su rostro dándose la vuelta frustrado.

— WangJi nunca hizo algo como esto, se excedió esta vez — dijo HaiKuan con algo de enojo en su tono y acercándose para ayudar.

A todo esto, Zhan solo de dedicaba a mirar la escena, Darren y HaiKuan tomando el cuerpo herido del castaño y llevándolo fuera de la habitación y con dirección al auto, los seguía sin decir ni una palabra, pero con su preocupación a tope y con miles de preguntas rondando en su cabeza en su cabeza, pero había una específica.

¿Quién era Wangji?











 Tú Eres Mi Papi  ▪︎  [YiZhan]  Où les histoires vivent. Découvrez maintenant