𝐌𝐢𝐚 𝐎 𝐃𝐞 𝐍𝐚𝐝𝐢𝐞- 𝐌𝐚𝐭𝐭𝐡𝐞𝐨 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞 [+18] «Terminada»

83. el último sacrificio.

Cuando supo que Amelie había llegado gracias a Dobby a la guerra, no dudo en adentrarse en esta por su amada. Únicamente quería sacarla de ahí y volver con los demás, por lo mismo cuando encontró a Lupin no dudo en desquitarse dándole unos buenos golpes.

—¡¿Dónde carajos está mi esposa?!— gruñó cerca de su rostro. Lupin negó.

—que no lo sé...— tosió antes de hablar nuevamente.— me desmayo y corrio.

—¡¿Pero a dónde?!— repitió desesperado.

—a la guerra.

—¡¿La dejaste ir a la guerra?! ¡Eres un idiota!— le lanzó un puñetazo que lo dejo en el piso quejándose. Por más que quería venganza, no perdería su tiempo con él cuando debía encontrarla.

Salió por el pasillo atento y con varita en mano. Iba a encontrarla, de eso estaba seguro. Solo temía porque Amelie se encontrará de frente con aquel plan que tenían, pero estaba seguro que con la inteligente de su esposa, ella iba a entender rápidamente que eran varios mortífagos que habían tomado multijugos para ser como él.

—¡Avada Kedabra!— gritó una chica cerca de él, y cayó al piso. No sabía exactamente si es que le había llegado, pero no sé sentía adolorido. Sin contar el peso que tenía en la espalda.

—eso... Estuvo cerca.— susurró Tom con miedo. Casi no lo había alcanzado a tumbar.— más atento. No quiero que nada te pase.

—es solo que... Muero por verla.— confesó dejando que Tom se encargará de la chica para sacudirse e ir más a la defensiva.

—espera... ¿Mattheo? ¿Mattheo real?— preguntó, recibiendo una mirada extrañada de su hermano por no reconocerlo.

—no, imbécil; de plastilina.— bufó dándole un empujón para seguir caminando. Tom rio distinguiendo de inmediato por su actitud mientras le cubria la espalda.

—hey...— Mattheo se volteo y Tom lo atrajo dándole un gran abrazo. Mattheo frunció el ceño y rio abrazándolo de vuelta al sentir que lo necesitaba.— creí que habías... Muerto, idiota.

—estoy bien, no te preocupes, hermano. ¿Por qué creíste eso?

—me quedé atrás cuando fuiste a por Lupin y un mortífago me dió el comunicado de que tú esposa te vio morir.— frunció el ceño.— no lo creí, pues Amelie... Ya sabes, es inteligente.

—¿Sabes dónde está?— preguntó ya pálido, sin poder creer que su propia esposa le había dado muerte y quizás que estaría pasando por su cabeza. Necesitaba verla, era lo que más tenía claro.

...

—Amelie, ya...— pidió Draco meciendola mientras no dejaba de temblar en sollozos silenciosos.

—está solo, solo allá.— limpio su nariz y comenzó a levantarse con cuidado mientras temblaba algo mareada, recibiendo agua de Narcissa. Se recompuso un poco mientras Draco le quitaba el cabello de la cara.— c-creo que debería volver, ¿Si? A por mi esposo.

—no, no es para nada una buena idea.— Draco negó acariciando su rostro y le dió una sonrisa pequeña.— no podrías siquiera traerlo.

—no me importa... Lo acompaño, Draco. Él jamás me hubiera dejado sola en un lugar así, ¿Entiendes eso?

—entiendo más que a Mattheo le hubiera gustado que tú y el bebé estén a salvo.— la abrazo mientras Amelie cerraba los ojos sabiendo que era cierto.

—no dejo de pensar en... En si tiene frío, o quizás miedo.— negó recordando como Mattheo con ella era como un niño, y tal como esos días, ahora necesitaba cuidarlo entre sus brazos. Sollozo nuevamente mientras su pecho se apretaba negando.— no puedo, no quiero dejarlo ir... No, no...