Capítulo 3

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—¿Qué eres? —Preguntó Aoi temblando.

—Tu eres uno de ellos, ¿no es cierto? —Uruha dijo más como declaración que como pregunta.

—Viene por mí —dijo Aoi.

"I will blacken out this world

Darkness in the world

Starts tonight"

Resonó en todo el pasillo seguido del grito de quién pareció ser Kai.

Aoi no tuvo tiempo de contestarle solo se movió disparado hacia la puerta del estudio donde había escuchado el grito, trató de abrirla pero fue imposible. Apena podía ver bien, las luces se habían apagado por completo y la única luz que entraba al pasillo era gracias a las pequeñísimas ventanas en lo alto, el olor a humedad y el hierro de la sangre no se había disipado, aunque Uruha hubiera exorcizado a la aparición, debía haber más.

Mientras jalaba el picaporte con fuerza se sintió verdaderamente estúpido, como no había creído que Uruha podría tener poderes, con todo lo que había visto que su hermana podía hacer, entendía que uno no iba por ahí pregonando tener habilidades especiales, aun así cómo no se había dado cuenta, incluso cuando habían pasado la noche juntos.

—Déjame intentar —Uruha estaba a su lado, aun con la poca iluminación Aoi podía ver las pupilas del castaño, tan negras como gotas de petróleo descendiendo en el mar. El guitarrista trató de girar el picaporte, fue imposible—. Un demonio la mantiene cerrada —explicó con tranquilidad, movió la mano probablemente para hacer algún sigilo cuando Aoi se adelantó.

Enfocó su energía y suspiró—. Abre —la puerta se abrió con fuerza de par en par, adentro había luz, un foco que se balanceaba de un lado a otro como un péndulo, parpadeando. Probablemente verían mejor si de hecho el foco no estuviera prendido, pensó que era lo que el demonio quería hacer.

Miró la escena rápidamente, Reita estaba frente a Ruki quien estaba sentado en el piso con Kai recargado en las piernas, tenía el brazo levantado el cual sangraba profundamente. Reita sostenía un pedazo de bajo con el que le había pegado al vocalista, podía adivinarlo por la sangre que escurría de este, aún así Ruki no se había movido.

—Reita —dijo Uruha con la voz tranquila.

El mencionado se giró ladeando la cabeza en un gesto que no parecía ser propio, sonrió ampliamente mientras jadeaba—. Takashima —dijo con voz que tampoco era suya—, qué coincidencia tan agradable, encontrarte a un lado de Aoi —lo señaló con la cabeza—. Cuando te maldije jamás pensé que el destino sería tan cruel con los dos —sonrió mostrando unos grandes colmillos amarillentos.

Uruha permaneció impasible, sin embargo Aoi lo miró con extrañeza—. ¿De qué habla? —Preguntó sin entender.

—Hijo mío, es hora de regresar —Reita miró a Aoi acercándose, el castaño se interpuso de inmediato—. Ya no eres un niño, tu reputación te precede, dime, ¿lo hiciste por mí? ¿Matar a todos esos demonios? ¿De verdad tienes miedo de morir? —Soltó una carcajada.

—Lo hice porque ningún demonio merece vivir —sentenció Uruha.

Aquello le cayó a Aoi como balde de agua fría, él sabía que no todos los demonios eran malos, se lo habían enseñado una y otra vez. Él mismo, sabiendo lo que era, había tratado de ser una buena persona, jamás había querido regresar con quienes le repetían eran sus padres. Había trabajado el rechazo de sus padres humanos por ser lo que era, incluso había aprendido a aceptarse. También había aprendido a aceptar el posible rechazo de Uruha, por miles de razones, no por la más simple, por ser lo que era, como una terrible repetición de su infancia.

Estudio 139 [the GazettE- Aoiha]Kde žijí příběhy. Začni objevovat