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- Himiko-san - el muchacho, preocupado, se acercó a la pequeña chica - ¿Estás bien?

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- Himiko-san - el muchacho, preocupado, se acercó a la pequeña chica - ¿Estás bien?

- M-mi mana se agotó, requiero un descanso - dijo jadeando, llevaban caminando por más de dos horas sin dar éxito, viendo únicamente un gran desierto a su pasar - Una maga tiene que cuidarse apropiadamente

- Ya oíste, Harukawa-san - se dirigió a la otra muchacha - Creo que a todos nos vendría bien un descanso, aunque sea por cinco o diez minutos

-... De acuerdo

Los tres supervivientes se acercaron a una gran roca que había en el paso y reposaron lo necesario, dándoles así tiempo a pensar sobre su futuro

- No quiero ir a la ciudad - confesó la pelirroja - Todos fueron testigos del juego y nadie se prestó voluntario a ayudar

- Estoy de acuerdo, yo tampoco quiero mezclarme con esa clase de hipócritas - Harukawa se cruzó de brazos - Sin embargo, no podremos sobrevivir por nuestra cuenta, necesitamos comida, atención médica y un techo en el que vivir

- Si tenemos suerte nos encontraremos con gente que nos conozca personalmente - el detective trató de animarlas - Podremos volver a la vida normal poco a poco, solo es cuestión de tiempo

Las muchachas asintieron no muy convencidas

Segundos después escucharon el ruido de un coche a la distancia, se miraron entre ellos y asintieron, corriendo hacia el lugar donde provenía aquel sonido. Una furgoneta verde aparcó a la distancia, bajándose de ella dos muchachos con blancos ropajes y máscaras que tapaban sus rostros

Uno de ellos era un muchacho alto, delgado y pelinegro mientras que la otra chica que le acompañaba era ligeramente más baja, castaña y con dos coletas altas

Al ver a los supervivientes, se acercaron a ellos

- A ver, ustedes son Himiko, Harukawa y... - la chica miró a Saihara  y gruñó - Saihara Shuichi. Vinimos aquí para buscarlos y llevarlos a la ciudad

- ¡Genial! No tendré que gastar más mana - suspiró la maga - Caminar es agotador incluso para magos de alta gama como yo 

- E-entren al c-coche por favor - el pelinegro parecía una persona tímida - Imaginamos que... están cansados... S-sentimos haber tardado tanto en buscarlos

- Deberíamos haberlos dejado tirados - la muchacha chasqueó la lengua - No comprendo porqué tendríamos que ser amables con ellos después de lo que le hicieron al jefe

- Son las personas a las que el jefe trató de proteger - habló con decisión - Hagamos esto por el jefe, no por nosotros. Él querría que estuviesen a salvo

- ¿Jefe? - preguntó Maki en confusión -

- No puede ser - rodó los ojos - Miren bien a nuestra ropa, ¿No os recuerda a alguien?

Saihara mordió su labio inferior y susurró - Ouma-kun... ¿Vosotros sois parte de la organicación de la que tanto hablaba?

- A-así es - el pelinegro jugó con sus uñas nervioso - M-mejor hablemos en el coche

Los tres supervivientes asintieron y, sin darle muchas vueltas, se subieron a la parte trasera de la furgoneta. La muchacha de pelo castaño ocupó el lugar de conductor mientras que el tímido chico se subió en el asiento copiloto

- N-no nos hemos presentado - carraspeó la garganta - M-mi nombre es Ryuji Hideki y ella es...

- Akiko Kaori - sonó cortante - Hideki, ¿Cómo demonios puedes estar tan calmado en esta situación? Ellos fueron quienes arrinconaron al jefe

- No lo creo así, Kaori-san - rascó su nuca. Al parecer no tenía problemas para hablar con la gente que conocía - Nuestro jefe decidió voluntariamente sacrificarse por ellos, debemos cumplir su deseo y protegerlo. Narumi-san también lo dijo

Ella chasqueó la lengua

- Realmente has cambiado, Saihara - Miró por el espejo interior del coche al nombrado, dándole una gran sorpresa - Tu yo pasado nunca hubiera dejado que Kokichi Ouma se expusiese al peligro de esa forma

- ¿Mi yo del pasado? - preguntó confuso - Eso es imposible... No recuerdo haberme relacionado con Ouma-kun fuera del juego

- Porque borraron y manipularon vuestros recuerdos. Antes eras el mejor amigo del jefe, los dos eran inseparables y adorábamos vuestra amistad pero... - apretó el volante - No te puedo perdonar... Tú deberías ser quien mejor conoce a Kokichi-san pero aún así ignoraste sus sentimientos y provocaste que se sacrificase... ¡Todo es tu culpa!

- ¡Kaori-san! - le regañó Ryuji - Ya te dije que esto lo discutiríamos con todos una vez lleguemos, no tiene sentido desquitarte ahora. Seguro que están confundidos, deberíamos explicarle las cosas poco a poco

- Kokichi Ouma era un mentiroso manipulador - Maki gruñó - No lamento su muerte ni un solo segundo, él me quitó a quien más amaba

- Harukawa-san - el detective negó con la cabeza - No es el momento

- ¿¡Qué has dicho, maldita perra!?

- Kaori-san, cálmate por favor...

- ¡NO ME LO PUEDO CREER! ¿VAS A PERMITIR QUE HABLEN MAL DEL JEFE? ¡Y TÚ, SAIHARA! ¿NO VAS A DEFENDERLO?

- Akiko-san... Me gustaría muchísimo poder recordar el tiempo que he pasado con Ouma-kun - se sinceró - También he tratado de comprenderlo pero nunca he tenido éxito... 

- Realmente has cambiado - notó como la voz de la castaña temblaba - Antes no eras así, ni siquiera llamabas al jefe por su apellido sino por su nombre. Tú le dijiste las palabras que más daño le han hecho...

- No entien...

- Estás solo, Ouma-kun, y siempre lo estarás - soltó una pequeña risa amarga - ¿Te suena?

El coche se sumió en silencio a lo que la conductora gruñó. Tras la media hora de trayecto, comenzaron a ver la civilización. Se alegraron al observar casas y pequeños niños caminando felizmente con sus padres al lado, perros paseando junto con sus dueños y pequeños gatos callejeros tumbados en los techos

- Y-ya llegamos - salió del automóvil con rapidez y abrieron la puerta a los pasajeros traseros - E-entren al edificio d-de la esquina y procuren que n-nadie los vea...

Sin cuestionar lo que Hideki le advirtió, siguieron su camino hasta entrar a lo que parecía una pequeña casa abandonada. Los dos muchachos, tras mirar a los lados, abrieron la puerta cerrada con llave y les dejó paso a los supervivientes

- Bienvenidos a DICE 

Post Game (SaiOuma)Where stories live. Discover now