Dabi. Parte 2

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- ¿Puedo saber que haces aquí?.

- Me gustan los techos, ya sabes.- Respondió sin más, observando al frente.

- Este techo en particular es más peligroso que los demás.- Comenté distraída, viendo uno de los edificios lejanos.

- ¿Preocupada por mí, chibi-chan?.- Preguntó con sorna. Sentí su mirada burlona en mi sien y no pude evitar formular una pequeña sonrisa.

Estaba desconcertada, debía admitir, aunque era muy mínimo. Y no solo por estar sentada al lado de un fugitivo de la ley, sino por estar apacible y no sentir ni una pizca de temor o ansiedad, culpa ni remordimiento. No era la primera vez que lo veía pues luego de un incidente hace un par de meses, empezamos a coincidir en sitios estratégicos, sobretodo techos de edificios altos.

Tengo fascinación por las alturas, lugares donde puedo ver más allá de lo que me permite la vista simple. Los considero mi refugio, el escape de toda rutina, la forma de imaginar una vida sin preocupaciones, en paz. Sin embargo, estuve en el tiempo y lugar equivocados ese día de julio donde encontré al susodicho sangrando en una azotea, con una herida bastante horrible en el hombro.

En ese momento sentí la necesidad de ayudarlo, a pesar de saber quién era y su historial. Batallé unos minutos, por mi compromiso con la sociedad y sus palabras amenazantes en socorrerlo, pero al verlo vulnerable mandé todo a la basura y terminé salvando su vida. No reporté nada a nadie, ni le mencioné algo a Akane, pues una extraña sensación aparecía cada que pensaba en él, como si dominara mi mente, mis sentimientos. Luego de eso empezamos a vernos en estos lugares, o más bien, empezó a seguirme.

Siempre que miraba atrás estaba él, oculto entre las sombras, estudiándome con detalle. Poco a poco empezamos a acercarnos, comenzando con platicas sobre la mierda de la vida para terminar coqueteando de manera efusiva y sin cuidado. Era extraño, sabía que estaba mal hacer esto con él, sentir esto por él, pero simplemente no me importaba, en lo más mínimo.

Estuvimos en silencio un buen rato, dónde le ofrecí del vino que estaba tomando en un gesto silencioso de amabilidad. Me observó con una ceja alzada, sarcástico, pero la aceptó, bebiendo pausadamente. Compartimos la copa en silencio hasta que se acabó el líquido, luego tomó el envase de vidrio, lo lanzó al aire y atinó una pequeña bola de fuego azul hacía ella, haciéndola estallar en un intento barato de fuegos artificiales. Observé los restos caer rápidamente hasta el suelo, pasando desapercibido pues el viento se llevó el vidrio lejos.

- ¿Que estabas tarareando?.- Preguntó en tono bajo, casi inaudible.

- ¿Disculpa?.- Pregunté observándolo. Una sonrisa burlona se instauró en su rostro y se inclinó hacia atrás, dejando su peso sobre su mano derecha.

- Sé que me escuchaste, preciosa.- Dijo coqueto. Sentí un pequeño escalofríos al escuchar el cumplido pero me quedé inmóvil, tan solo poniendo los ojos en blanco por su tono lascivo.

- Una canción.- Respondí algo obvia, volviendo a ver las luces de la ciudad. Lo sentí reír a mi lado, una cargada de diversión y sarcasmo.

- Te crees valiente para responder así sin más ¿no?. ¿Estás segura de que sabes realmente quién soy?.- Preguntó incrédulo y divertido.

- Sé muy bien quién eres Dabi, o... ¿debería decirte Touya tal vez?.- Seguí con el mismo tono que él, tanteando terreno peligroso, retándolo sin verlo.

Al parecer escuchar su nombre real de otra persona le crispó los nervios, pues en un rápido movimiento me sujetó ambas muñecas y me estampó contra el suelo, se puso encima de mí, inmovilizandome totalmente y dejando su rostro a centímetros del mío. No tuve tiempo de gritar de sorpresa o resistirme, tan solo le seguí la corriente, extrañamente divertida por su asalto brusco.

Boku no hero academia. Mini Historias LemonWhere stories live. Discover now