Encarcelado

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A Magnus lo dejaron el libertad, diciendo que un omega no podría hacer todo eso, solo dejaron a Alec en la cárcel al ser alfa.

Pocos conocían las cosas que hacían, siendo esta la primera vez que los alcanzaban a arrestar.

Alec ya llevaba dos días en las sucias celdas, sin rastro de Magnus, pedro sabía que pronto aparecería, estaba tranquilo.

Fuera de la estación de policía en la que estaba arrestado el azabache, una hermosa mujer bajaba de un automóvil.

Un maquillaje leve en sus ojos y sus labios de un rojo pasión al igual que su vestido, resaltando sus curvas.

Su cabello castaño estaba tomado en un elegante peinado con un sombrero rojo.

Una omega realmente hermosa, siendo observada por todos, alfas y betas,

Entró a la estación, acercándose a un policía que arreglaba su oficina, se fijo en el, ya que parecía principiante.

- Hola -saludó la dama.

- ¿Eh? -el policía la miró y se la quedó mirando por un par de minutos, tratando de procesar las palabras que dirá- ¿S-si? ¿Qué necesita?- dejó de ordenar para prestarle total atención a la omega, que se sentó frente a él.

- Yo vine a ver...si podría hablar con mi alfa.

- ¿Su alfa? ¿Quién es su alfa?

- Alec... Alexander Lightwood.

- Oohh...ese...pues lo siento, no se puede...

- P-por favor -la chica dejó una mano sobre el policía y se limpió una lágrima con un pañuelo, mirándolo con sus lindos ojos verde-dorado- n-necesito hablar con mi alfa...una omega como yo...necesita estar aunque sea un rato con su alfa..- Le acaricio la mano al policía- Un alfa que sea fuerte...valiente...y que me ame...a mi y todo mi cuerpo...entregarme por completo a él...

- B-bueno...veré lo que puedo hacer... -el policía se puso de pie.

- ¿Cuál es su nombre? -le sonrió.

- Ragnor... -estaba nervioso.

- Muchas gracias Ragnor.

El policía solo asintió, estaba nervioso y fue a la oficina de algún superior.

La omega solo sonreía, siendo observada por todos los de su alrededor.

Ragnor llegó con una sonrisa hacía la omega.

- La dejaron visitar a su... ex-alfa...- Ragnor le hizo una señal- Sígame por favor.

Al pasar al sector de las celdas, los hombres que estaban ahí, comenzaron a silbar y a decir piropos obscenos a la omega.

- Alexander Lightwood...tienes visita -Ragnor abrió la celda dejando pasar a la omega- si necesita algo, solo dígamelo.

- Si...gracias.

Ragnor cerró la celda y se quedó a un lado, sin interrumpir o molestar a la omega.

- Alexander... se acercó al alfa y lo abrazó- te extrañé tanto, amor...- susurró.

- Yo bien...- acarició la cintura y espalda de la omega, bajando sus manos hasta el trasero acercándolo violentamente hacía el, uniéndose en un beso sin cuidado alguno- Magnus...- susurró besando el cuello del omega vestido de mujer.

- Te tengo un regalo- subió su muslo izquierdo a la cintura del alfa- Encuéntralo...- susurró entre besos.

Alec deslizó sus manos sobre la suave piel del muslo del omega. Subiendo hasta que sintió una liga y en ella estaban sostenidas un par de cosas que servirían mucho.

- Eres genial...- Alec guardó lo que Magnus le pasó, para besarlo intensamente.

- Te estaré esperando...hazlo rápido -Magnus le sonrió.

- ¡Señorita! -Ragnor se acercaba.

- ¡No vuelvas más a mi vida, Alec Lighwtood! -le dio una bofetada en el rostro al alfa- ¿eres un maldito delincuente! - chilló mientras lo empujaba.

- Pero Lydia...yo te amo... Alec trataba de acercarse, pero terminaba siendo empujado.

- ¡Esto se acabó, Alec! ¡Me buscaré a otro alfa! ¡No vuelvas a molestarme!- se acercó a la puerta de la celda con lágrimas en los ojos, quitándoselas con el pañuelo.

Magnus abandonó la celda, con la mirada de Alec en él.

El azabache sonrió y sacó las cosas que Magnus tenía. Era una bomba desarmada (la cuál solo debía armar) y una 9 mm.

Magnus se despidió de Ragnor y fue a su coche, que había robado el día anterior. Sonreía de como todos caían tan fácilmente.

Miró la hora y luego la estación de policía.

- Ahora...- susurró.

Una gran explosión se escuchó, la alarma de incendio no dejaba de sonar.

Unos cuantos disparos se escucharon, Magnus abrió la puerta del copiloto y encendió el automóvil.

Alec salía de la estación de policía como si nada, había recuperado las cosas que le habían quitado al ser arrestado.

- Vámonos...- dijo al subirse al automóvil y besar los labios de Magnus.

- De inmediato, cariño...- Magnus aceleró desapareciendo de aquella estación de policía.

El cielo comenzaba a oscurecer, pararon en un mini supermercado y compraron cervezas, cigarrillos, y unos cuantos dulces para Magnus, ya que le encantaban.

En medio de la carretera, abandonaron el coche que habían robado y tomaron un taxi directo a su hogar.

- ¡Hoy vamos a celebrar! -Magnus estaba en la cocina (ya con su ropa habitual) llevando un par de vasos para él y su alfa.

- Si, pero ven. Alec palmeó su regazo y Magnus se sentó. Te ves hermoso...casi te como en la misma estación...aunque te comería ahora mismo...

- Primero...- Magnus le pasó un vaso- Hay que celebrar...nuestro plan de rescate y huida resultaron a la perfección.

- Si...- Alec bebió de un trago el contenido de su vaso- He estado dos días sin ti- dijo mientras acariciaba el cuerpo del omega- Ya te quiero junto a mi...

- Como tu mismo dijiste, dos días...vamos a darnos un baño y lavar tu ropa de dos días. Y después... hacemos lo que tu quieras...

- Si...

Se pusieron de pie, llevando los vasos con alcohol y los cigarrillos al baño.

Llenaron la bañera con agua y sales de baño con olor a lavanda y fresas.

Ambos se metieron, Magnus limpiaba el cuerpo y cabello de Alec.

-Ya estas limpio- Magnus lo abrazó- Hueles rico...- le besó la mejilla.

Alec fumaba un cigarrillo, pero al ver como su omega estaba tan juguetón lo apagó, bebió un poco de alcohol y se puso al día con su omega.

Una ronda de intensos besos comenzó, Magnus se subió sobre su alfa.

-Mhm...Alec...entra en mi...-decía mientras lamía y mordía el cuello de su alfa- Te quiero dentro...- Comenzó a mover sus caderas.

Alec lo elevó un poco y acomodó su miembro ya erecto en la entrada del castaño. Sin más, Magnus comenzó a moverse.

- Mmhg...A-alec...te extrañé tanto...

Alec comenzó a embestir con fuerza.

- S-solo fueron dos días, pero me gusta estar así contigo...- Alec lo tomó del rostro, besando su frente, las mejillas y los labios de su omega. Te amo- susurró en los labios de Magnus.

El castaño lo abrazó con fuerza, uniendo sus labios en un intenso beso, sin dejar de mover sus caderas.

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