Capítulo 29: In which Harry Sees the Cottage and the Light

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Dejaron todo atrás excepto las varitas que aún llevaban. En cuanto salieron del hotel, Harry empezó a correr. Severus iba unos pasos detrás de él. La bruma de la mañana aún no se había disipado del todo, el aire era fresco, la brisa vigorizante. Ninguno de los dos se dio cuenta. En el momento en que estaban más allá del lago, Sev imprimió una gran velocidad, alcanzó a Harry, lo agarró en brazos y con un chasquido de aire desplazado desaparecieron.

Aterrizaron en un montón en el jardín delantero. Harry se incorporó, desenredándose de Severus. Se puso en pie, tiró de Severus para que se pusiera a su lado y miró a su alrededor. -En casa-.

-Vamos. La contraseña es...- Snape dudó.

-¿Sev?-

-Hope-.

-¿Esperanza? Oh-. Harry sonrió. -La pusiste antes de ir a buscarme-.

Snape, bastante avergonzado por el sentimentalismo implícito, dijo: -Sólo abre la puerta, Potter-.

Así que Harry subió por su propio camino, puso la mano en la puerta y dijo: -Hope-, y giró el pomo. La puerta se abrió fácilmente. Entraron en la habitación. Necesitaba una ventilación. La luz se encendió, y Harry se puso de pie y la miró. -Vino amueblado, ¿verdad?-, dijo, porque todos los muebles estaban cubiertos de colores brillantes, la mayoría de ellos con estampados florales.

-Espantoso-, coincidió Sev con gesto adusto mientras miraba todo el amarillo del sol, los ramilletes rosas y las rayas naranjas.

-No está tan mal. Más bien bonito, después de lo de los Dursley-, le recordó Harry.

-Me ahorré los detalles más finos de la decoración de los Dursley-. Severus estaba cerrando la puerta detrás de él y cerrando con hechizos. -El dormitorio es mejor-. Señaló. Harry fue y abrió la puerta. La habitación era más grande de lo que esperaba, los muebles pintados de gris claro, las paredes blancas, una cama doble hecha y luciendo varias almohadas extra. Había espacio en la habitación, notó Harry felizmente, para una cama mucho más grande. Pero esto era todo lo que necesitaban ahora.

Severus se acercó por detrás de él. Le rodeó con los brazos, atrayendo a Harry contra su pecho. Sev se inclinó hacia adelante para que sus labios estuvieran cerca del oído de Harry y susurró: -Me tendrás-.

-¿Por qué no... al revés?- preguntó Harry.

-Lo tengo planeado y llevará tiempo. Ahora mismo, no tenemos ese tiempo. ¿Verdad?verdad?-.

-Yo...- Harry podría haber ido a decir algo, pero Sev había abierto la mano y la había levantado un poco, mostrando a Harry un pequeño bote de pociones de color azul oscuro, con una tapa plateada.

-Harry. Quítate la ropa-. Sev lo soltó para que pudiera obedecer. Harry quería recuperar los brazos. Pero quitarse la ropa le pareció una buena idea. Severus se estaba desnudando. Y retirando la ropa de cama. Y extendiéndose sobre la sábana blanca. Esperando. No había nada más hermoso en todo el mundo que la bienvenida en esos ojos oscuros. Harry se quitó la última prenda y prácticamente se lanzó a la cama. Severus lo atrapó en sus brazos, riendo. Un sonido maravilloso, tan profundo que se grabo en los huesos de Harry e hizo que todo su cuerpo se estremeciera.

Se besaron. Se tocaron. Suspiraron y se movieron. La tapa de plata cayó al suelo y Harry utilizó generosamente el bálsamo del pequeño bote de pociones. Las manos le temblaban por la excitación, por el estremecedor placer de tocar a Sev allí. Y por dentro. Dejó que Sev lo posicionara, tuvo el absoluto placer de empezar a hundirse en el cálido y apretado cuerpo y...

Se perdió, en ese momento. Ni siquiera tuvo el placer de un empujón, sino que se vació en ese mismo momento en que entró. Se derramó en el maravilloso placer del cuerpo de Severus Snape y se desplomó sobre él un momento después.

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