Capítulo 21

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Desperté, y al abrir mis ojos, me di cuenta que estaba con su rostro pegado al mío, una posición diferente a la cual nos habíamos dormido. Su respiración era gruesa, casi como un ronquido, se veía tranquilo, y tan irreal

Regrese a la tierra y me inundaron los pensamientos...

Lo habíamos hecho; me trague mis palabras, aquellas que decía con odio, de que jamás estaría con él… Y mírate ahora Helena, caiste.

Sin despertarlo, me levanté de la cama y fui directo al baño, para darme una ducha y quitar de mi cuerpo todo lo que quedó de anoche.
Ya en la ducha, me di cuenta que no tenía toalla, y no me había traído mi ropa; no quería despertar a Steve, pero tampoco iba a salir desnuda y empapada.

_¡Steve! _ no respondió _Rogers…

Me resigne y cerré el grifo de la ducha, dispuesta a salir. corrí la cortina de baño y me pegue un susto al verlo parado enfrente de mí, con una toalla atada a sus caderas.

_Que haces ahí, ¡me asustaste! _ reproche sobresaltada.

_Con la luz se pueden apreciar más, esos bellos pezones.

Me cubri con la misma cortina, como si el ya no me hubiera visto, claro…

_Querias tu ropa, supongo.

_No quería, quiero mi ropa... ¿Podrías pasármela?

_No quieres preciosa, ¡querías! _ dijo al momento que aquella tela, cayó al suelo.

No tardó en meterse y tomar mi rostro para comenzar a besarme posesivamente, me tenía contra la pared mientras llevaba su mano al grifo y la giro haciendo que el agua volviera a correr.
Me cargo y al envolverme en su cintura, su pene se introdujo en mi mojado y apretado coño, que gritaba ser follado a todas horas, por él y solo por él.

Rasguñaba la pared con mis yemas, la cuáles estaban blancas, por la presión que ejercían mis dedos, provocado por la extrema excitación de su penetración.

Se movía lento, y yo quería más y más. Cómo si de torturarme se tratara, el ataca mis pechos, chupando con tanto deseo y mordiendo mis pezones suave y desesperadamente.

_¡Oh, dios… SI! _ mi grito aumenta sus ganas y con ellas las embestidas.

Estaba demasiado excitado para controlar sus movimientos, que se vuelven torpes pero profundos.

_¿Te gusta? _ su voz es jadeante y ronca.

_Me… me encanta _ un orgasmo bloquea mi capacidad de modular palabras.

_Eres tan… deliciosa ¡mierda!.

El segundo orgasmo provocó que lo tomara de su cuello con fuerza y gritara aún más entre elevados gemidos.

_Te lo dije… te dije que serías mía.

_Tuya Steve, soy tuya.

Mi cuerpo temblaba debido a los múltiples orgasmos, que no podía controlar y ayudaba con los movimientos, haciendo que me embistiera con más rapidez.

_¡Oh si! ¡más, más!.

_¡Oh mierda! ¡oh! _ dijo entre gemidos.

Bastó una última estocada para que se corriera dentro de mí y luego lo hiciera yo.
Me bajo de encima de él, me deslizó por su cuerpo y al tocar el suelo mojado, el beso mí frente.

Fue una muestra de cariño, que me sorprendió completamente.

Aún corría el agua y nos encontrábamos bajo ella, acarició con su dedo la comisura de mis labios.

MUÑECA #1 || Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora