021.

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19 de marzo.

Emilia.

- Dale, boludo, deja de tontear y marcá. - lo reto dándole un golpecito en el antebrazo.

- ¡Aia, cajetuda! - se queja mientras se soba la zona golpeada. Luego ríe mirando su celular. - Sí te voy a ayudar, pero mirá de gracioso este efecto.

Miro la pantalla de su celular y me río al ver una foto suya con los pómulos exageradamente grandes y marcados, pestañas gigantes, ojos azules, labios enormes y muchísimo maquillaje.

- Bueno, ahora seguí marcando las cartulinas, dale.

Gonza bufa antes de dejar el celular en la mesa y volver a su trabajo de marcar el molde de vagón de tren en las cartulinas de distintos colores.

- ¡Son el meme ese! - Julián aparece en la sala cagándose de risa.

- ¿Cuál meme? - pregunta Gonza confundido.

- Ese que dice algo así como que cuando ella es maestra jardinera, toda la familia lo es, y aparecen un tipo y unos niños recortando cartulinas. - le explico mientras termino de decorar uno de los vagones. Gonzalo se ríe y asiente. - Y vos - señalo a Julián. - dejate de joder y vení a ayudar, dale.

Mi hermano se queja y hace una mueca. - No puedo, Memi, hoy llega Helena y quedamos en salir a cenar.

Helena es la novia de Julián, vive en nuestra ciudad natal allá en Córdoba.

Lo miro entrecerrando los ojos. - ¿A cenar, dijiste? - él asiente. - Bueno, recién son las cuatro de la tarde así que tenés tiempo de ayudarme. Dale, pajerito, sentate y agarra la tijera para ir cortando lo que marca Gonzalo.

- ¿Puedo recortar yo? Estoy harto de marcar. - pregunta el morocho.

- Nop, porque tenés menos pulso que Mateo después de unas secas.

Él me mira ofendido y mi hermano se ríe mientras se sienta y agarra las tijeras. Entre risas los tres seguimos trabajando durante hora hora, más o menos, hasta que al fin terminamos.

- ¿Van a hacer algo a la noche? - nos pregunta Julián mientras barre los restos de cartulina que hay en el piso hasta la pala que sostiene Gonzalo.

- La verdad tengo ganas de comer sushi, ¿te pinta? - me pregunta y yo asiento.

- Le digo a Helena y vamos a comer los cuatro. - propone Juli.

Pongo una de mis manos en su hombro. - Bro, hace como un mes que no la ves, salgan ustedes solos, además dudo que duren mucho en el lugar porque van a querer venir volando a casa para el sexo de reencuentro.

Los dos chicos frente a mí se ríen y Julián asiente. Segundos después, lo miro horrorizada.

- ¡Mierda! Voy a tener que comprar tapones para los oídos.

Nuevamente se ríen pero yo hablo en serio. No soy una hermana celosa, pero de ahí a que no me incomode escuchar los sonidos sexuales de mi hermano y su novia hay una larga brecha.

Gonzalo se va después de merendar y con Juli nos tiramos en el sillón a ver una repetición de la primera carrera de la Formula 1 del año, que fue unos días antes.

- ¿Y qué onda con el Biza? - me pregunta unos minutos después.

Me encojo de hombros. - Ahí vamos.

- ¿Ahí van? Sé un poco más expresiva, gil.

Río y me acomodo mejor sobre su hombro. - Es que no sé, Julián. Después de la noche esa en la que se me declaró decidimos intentar algo, pero sin etiqueta.

PERDIDAMENTE • Bizarrap.Where stories live. Discover now