CAPÍTULO | 6

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Entre tantas imágenes que había idealizado su cabeza de cómo sería su nuevo hogar, ninguna acertó, es claro, no es adivino. Sin embargo, en algo había tenido razón: el hogar de Kun era precioso, todo estaba en orden, los colores eran claros permitiendo que la casa tuviese mucha luz, y ni hablar del jardín tan bonito que había. No era un lugar muy grande al punto de ser una mansión pero sí contaba con el espacio suficiente para tres y un par de personas más.

—Pónganse cómodos, si gustan ir a ver su habitación pueden ir, también les puedo mostrar en dónde se encuentra el sanitario, de igual manera si gustan salir al jardín pueden hacerlo. Solo...vean lo que deseen ver, están en su casa —Qian parecía feliz, tan contento pero a la vez nervioso

—Muchas gracias, hyung —dijeron al unísono los dos jovencitos

—...pero más tarde volveré para ver el espacio, tengo prisa por llegar a la cita que programé para obtener mi identificación, no quiero demorar más.

—Mucha suerte —le deseó Huang con una pequeña sonrisa

—Ve y regresa con cuidado. Te estaremos esperando para cenar —agitando su mano, el mayor se despedía de quien pronto desapareció de sus vistas.

—Quiero agradecerle de nuevo por acogernos en su hogar, es demasiado lindo y agradable —observando a detalle el lugar y cada bonito objeto que lo componía de pronto dirigió su mirada a Kun, de una forma sonriente, denotando agradecimiento y felicidad

—No hay nada qué agradecer, ya lo dije, lo único que puedo esperar es que te sientas cómodo, que tengas paz y que las preocupaciones no sean parte de tu día a día. No digo que no las habrá, pero cuando eso pase estaré aquí para ayudarte, incluso si decides ir con alguien más para que te trate, estará bien, como antes te mencioné, estaré trabajando dentro de dos meses y medio en Busan y no sé cuánto tiempo disponible tendré, por lo tanto estuve pensando que sería buena idea conseguir a alguien más que pueda proceder con las sesiones que teníamos —la
expresión de desanimo de Huang le hizo escapar un corto suspiro. De ninguna manera dejaría sus sesiones de lado, las tuviera que seguir él o alguien más en su lugar

—Pero...hyung, ¿a caso tendré que volver a iniciar?, estoy seguro de que la experiencia no será la misma, es decir, nadie podría otorgarme esa calidez que usted me dio desde el inicio.

—No iniciarás desde cero, me encargaré de darle tu expediente a quien se haga cargo, el avance que has tenido, le explicaré de forma extensa lo necesario para que sea una buena experiencia, no te preocupes de más por eso. Me preocupa que sigas con tus sesiones, has tenido avances, no lo puedo negar, pero aún hace falta un poco más que revisar. Confía en mí, tengo excelentes colegas en mi área, buscaré lo mejor para ti. —acarició sus cabellos y con suma suavidad dejó palmaditas en su delgado brazo del adolescente que solo se dedicó a asentir —¿Por qué no vas a tu habitación?, tengo que ir al supermercado a conseguir algunos insumos para la cena, haré pizza, ¿te agrada la idea?

—¿¡Y quedarme solo!?, ¡de ninguna manera! —expresó en voz alta dejando sus pertenencias en seguida dispuesto a acompañar a su mayor —lo acompañaré, no importa lo cansado que pueda estar, iré con usted —dijo, tras haber pasado otra de esas noches en las que el insomnio se adueñaba de su sueño y no se lo devolvía en más de cuatro horas, o incluso, en algunas ocasiones solo no se le veían intenciones de devolverlo, dejándolo en espera toda la noche, hasta el amanecer.

—Bien, bien, tomaré mi billetera y nos vamos.

No demoraron mucho en salir y volver a subir al auto de Qian, de esa forma pudieron dirigirse a su destino, al cual, en cuestión de veinte minutos, no demoraron en llegar.

Eremophobia | NoRen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora