Capítulo 0: Un Mal Subterráneo

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En una estructura oculta, en el Santuario de la Vida, oculto en la lejana Meseta de los Albores, un monje antiguo de nombre Makkosh meditaba tranquilamente, a sabiendas de que la situación afuera estaba siendo un completo caos. Pero el seguía meditando: los temblores, los derrumbes ni los escombros que caían desde el techo, nada de eso lo hizo moverse ni un poco, él solo meditaba. De repente, todo eso se detuvo, y Makkosh interrumpió su meditación, no porque sintiese curiosidad por saber que detuvo los temblores, sino porque sabía que o quién fue el que detuvo el caos. Makkosh levantó su vista al cielo, y aunque solo se veía el techo de aquella estructura, él era capaz e ver más allá, y fue el único testigo del legendario encuentro entre el Héroe del Cataclismo y el Centaleón Supremo. 

Vio como Link fue ayudado por sus ancestros y como su fuerza y su atuendo eran restaurados para hacerle frente al monstruo morado. En cuanto Link clavó la Espada que doblega a la oscuridad en la cien de Aster, Makkosh perdió el rastro de Link. Aún sentía su espíritu, pero su presencia física había desaparecido de repente. Y entonces sintió la presencia de los tres triángulos dorados, una presencia que no recordaba sentir desde hacía más de 10.000 años. Luego, sintió como su poder cumplía un deseo que restauró Hyrule a su antiguo aspecto. Sin embargo, Makkosh sintió algo más, algo que despertó en cuanto la Trifuerza baño a Hyrule. 

Resulta que bajo el Castillo de Hyrule, había una construcción que llevaba a una cueva en los subterráneos. Muy al final de dicha dicha cueva, se encuentra el cadáver de un ser maligno que alguna vez fue un problema para Hyrule. La raza extinta de los Zonai logró contener dicho mal bajo el Castillo de Hyrule, pero la leyenda de este ser y del misterioso Zonai se extinguieron junto a la raza, quedando en el olvido. Ahora, aquel ser malvado parecía estar rompiendo el sello que lo contenía, y podía volver en cualquier momento a partir de ahora. Makkosh no podía deducir un momento ni fecha exacta, pero calculaba que el sello tardaría de 3 a 5 años en romperse. Sería suficiente tiempo para poner en marcha el plan que, a su criterio, es la única esperanza que le queda a Hyrule si se quieren salvar de este ser.

- Será algo demasiado riesgoso, pero el tiempo se agotará eventualmente, debo preparar todo antes de que él deba enfrentarse a ese monstruo - fue lo que dijo el Monje para, acto seguido, desparecer del lugar. Luego reapareció, pero en una estructura que parecía estar flotando muy alto, ya que que debajo de la misma había un mar de nubes. El Monje entró en una especie de tienda que se ubicaba en esta plataforma flotante, y se sentó a hablar con un señor que parecía estar terminando de fabricar una espada de soldado. La puso en un estante y fue ahí cuando notó la presencia de Makkosh. Cualquier persona normal se habría asustado al ver un cadáver Sheikah hablando y flotando en frente, pero este sujeto parecía ya estar acostumbrado a cosas raras, por lo que solo atendió al monje como si fuese un cliente más.

- Bienvenido - dijo el herrero, -¿En qué puedo servirle?

- Necesito ayuda relacionada a cierto héroe y a cierta espada - replicó el monje, - he oído que tú eres una persona que ha vivido experiencias.... anormales

- Diría que vivirlas es la versión simplificada - gruñó el herrero - pero si, soy la persona que buscas

Su tono de voz cambió tan repentinamente que Makkosh tardó un rato en responder

- ..... Excelente. Me temo que tendremos que emprender un largo viaje para cumplir con esta tarea, por lo que espero que no te moleste acompañarme

- ¿Molestarme? ¡En lo absoluto! - dijo el herrero, - Me prepararé e iremos de inmediato

Tras haberse preparado, el herrero regresó junto a Makkosh, y ambos emprendieron un largo viaje, uno que cierto hyliano espadachín estaba por repetir, y que no se esperaba en lo absoluto....

Hyrule Warriors: Age of a New Darkness [CANCELADA]Kde žijí příběhy. Začni objevovat