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Tus manos seguirán manchadas de sangre, Octavo misterio...
Es inútil que lo ocultes...
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𝐄𝐋 𝐒𝐎𝐍𝐈𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐀𝐋𝐆𝐎 𝐂𝐀𝐄𝐑𝐒𝐄 inundó en aquella habitación, pero el silencio repentino lograba que cualquiera pudiera estremecerse ante él. En aquella habitación desconocida se podía sentir la atmósfera bastante tensa e incluso pesada hasta el punto de dejarte hundir por ella.
Los ojos abiertos de esa persona, viendo lo que había soltado aquella otra persona que ingresó en su habitación de paz y tranquila la cual ahora no mostraba ninguna pizca de tranquilidad y paz las cuales fueron arrancadas en segundos.
No, no quería haber oído eso...
Quiso ocultar su sorpresa y aturdimiento, perro era imposible. Incluso sin darse cuenta temblaban sus manos, mientras hacía el esfuerzo de tranquilizarse, pero eso estaba siendo algo complicado.
Era sorprendente ver como la otra persona actuaba de manera tan normal luego de haberle soltado una bomba o más bien, algo que hubiera preferido no escuchar.
Este era el momento donde se arrepentía de no haber huido a su "lugar de tranquilidad", pero no había decidido estar específicamente en un salón cualquiera.
Tal vez esa persona estaba siendo exagerada y llevaba la situación a otro nivel, pero a la vez tampoco quería relajarse ni tampoco no pensar en la probabilidad que había en lo que dijo él.
... No sabía ni tampoco esperaba la llegada de esa persona a su sitió.
Cuando lo vio llegar quiso intentar charlar con él de buena manera para poder calmarlo, ya que su repentino ceño fruncido delataba el cierto mal humor de él, pero de manera brusca le soltó algo que lo dejó sin aliento por un segundo no permitiéndole decir nada más.
