Soy una idiota.

4.9K 362 50
                                    

— ¿Qué pasa?


Jeff se volteó, se retiró hasta su habitación y de la nada el silencio reinó la habitación.


Eso fue extraño.


Hey Mitchie. – Susurró él en mi oído haciendo que pegara un salto.


— ¡JODER! – Me volteé y golpeé su hombro.— ¡VAS A DARME UN SUSTO DE MUERTE UN DÍA!


Todos estallaron de la risa.


— Es divertido. – Sonrió él. Una cálida y hermosa sonrisa. — ¿Son panqueques?


. . .



Ya habíamos desayunado tranquilamente. Bueno, tranquilamente dentro del concepto de los creepypastas. Como sea, cuando terminaron salieron a hacer pedidos de Slenderman mientras yo me quedé limpiando los trastos que dejaron por todo el lugar. Si quería vivir aquí –y realmente lo quería— debía ayudarlos limpiando y cocinando. Esas no son cosas que me gusten hacer ni que me traigan buenos recuerdos pero era lo mínimo que podía hacer por ellos. Terminé con mi trabajo y decidí salir un rato afuera. Deje una nota diciendo que caminaría un rato cerca de la casa ya que Slender me había obligado a avisarle siempre que quisiera salir. La verdad era que sí hacia frio pero no me importó, salí con el buzo que Toby me prestó y caminé un poco por la nieve.


— Ahora es cuando la música me hace más compañía. – Sonreí y la música comenzó a resonar en mis oídos.


Caminaba lentamente a través de los árboles. Era el paisaje más lindo que alguna vez hubiera visto. Podría quedarme aquí para siempre... Pero... ¿Existirá un para siempre? No pensaría en ello ahora. Debía dejar de pensar en el futuro y centrarme en ese mismo momento. Observé una rama gruesa y firme en uno de los árboles, quería subirme. Definitivamente quería subirme. Tomé impulso y salté en el momento exacto.


— Agradezco esos trece años de gimnasia artística obligatoria. – Murmuré al terminar de subir.


Mis ojos comenzaron a cerrarse lentamente mientras el frío entraba por mis fosas nasales relajando mi cuerpo al máximo.



. . .



Ticci Toby



— ¡Allí está! – Gritó Eyeless llamando mi atención.


La voy a matar. – Murmuré entre dientes. — ¡Mitchie! ¡Hey Mitchie!


Ella abrió los ojos repentinamente y nos miró.


— ¿Eyeless? ¿Toby? ¿Qué hora es?


— Muy tarde. Quédate allí así te ayudo a bajar.

Bad Blood | Libro I | Ticci-TobyWhere stories live. Discover now