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Título:«Love Starts With A Coffee». (Parte 13).

Tony lloraba. Lloraba de impotencia, lloraba de rabia. Sí, lloraba. No era de piedra, tenía sentimientos. Mismos que alguna vez fueron pisoteados, mas él recogió y unió sus pedazos para convertirse en el hombre fuerte y decidido que era hoy.

Siempre hay alguien que está peor que tú, le decía su madre una y otra vez. La relación de Tony con su padre no fue la mejor, pero forjó su carácter. Su madre fue su único apoyo mientras iba creciendo. Ahora, años después, le daba la razón. Tenía que ayudar a Steve a superar sus miedos, que eran muchos, y haría hasta lo imposible para mantenerlo a salvo.

El motivo de su llanto era precisamente que recibió una llamada en la mañana, a eso de las 4:00 AM. ¿Adivinan quién llamó? Sí, fue Steve.

Mejor dicho, uno de los vecinos de Steve. El señor escuchaba constantemente los golpes y gritos y decidió llamar. Le informó que el joven Rogers tuvo que ser trasladado al hospital y Barnes fue llevado a la comisaría, aunque probablemente no duraría mucho tiempo allí. Los policías eran amigos de la familia de Bucky, por lo que saldría en libertad condicional.

—¿Happy? Surgió una emergencia. Encárgate de todo lo relacionado con la empresa y envía un guardaespaldas. —le ordenó a su chófer en cuanto éste respondió la llamada. Sí, hoy Tony tenía el día libre. —E investiga todo acerca de Barnes. Envíame toda la información por correo. —dicho esto, colgó y guardó su teléfono en su bolsillo para conducir al hospital.

En cuanto llegó, preguntó por Steve Rogers en la recepción. La recepcionista le informó que se encontraba en la habitación 3B y acudió de inmediato. Los niños se encontraban con su abuela, la madre de Steve.

—Dios mío, ¿qué te han hecho? ¿Por qué? Tú no mereces esto. —exclamó entre llantos al verlo conectado a diversos aparatos que lo mantenían vivo, sueros y sondas. Moretones y cortes en las partes visibles de su cuerpo, incluyendo el rostro, fue lo que terminó por convencer a Tony. —Pagará con su vida por haberte hecho esto. Te lo prometo. —sujetó la mano pálida y fría entre las suyas.

¿Haría justicia? Por supuesto que lo haría. Miles de vidas eran arrebatadas a diario debido a una de las causas más comunes de mortalidad, la violencia intrafamiliar, y no permitiría que Steve formara parte de las estadísticas. Poseía contactos en todas partes y los recursos para hacerlo, además del respaldo y respeto del gobierno. Movería cielo, mar y tierra sólo para poner a salvo a Steve.

Después de horas que parecieron eternas, unos ojos azules se abrieron y lo observaron con curiosidad.

—Buenos días. Alguien despertó finalmente. —habló el castaño sonriendo. —Estuve aquí toda la noche, contigo. Seguiré aquí.

Afuera del hospital, el guardaespaldas continuaba esperando.
Tony sabía que su hermoso rubio estaba roto, que necesitaba ayuda.

¿Cómo no saberlo si, mirándolo a los ojos, podías darte cuenta de que escondía el dolor detrás de una sonrisa para no llorar? ¿Cómo no saberlo si, cada vez que lo abrazaba o le daba un gesto de cariño, notaba que temblaba entre sus brazos? ¿Por qué semejante ángel aguantaba tantos abusos?

—No digas nada, no es necesario. —lo detuvo antes de que se quitara el respirador. —Quédate con él. Te mantendrá vivo mientras lo tengas puesto.

El rubio, cediendo al sueño que aún le ocasionaba la anestesia, cerró nuevamente los ojos.

Tony aprovechó y marcó a varios de sus contactos, dando la orden de que mantuvieran lejos a Barnes y lo mantuvieran al tanto de lo que pasara. Él mismo pagaría su rehabilitación, porque la necesitaba. Se encargaría de los trámites del divorcio y le daría alojamiento junto con sus hijos.

No sería fácil, porque nada es fácil en la vida, pero tampoco sería imposible.

No existía nada que no hiciera para defender siempre a Steve.

Porque lo amaba.

Love Starts With A Coffee ☕ (Stucky/Stony) Where stories live. Discover now