VII

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Esos clandestinos ojos color chocolate,
la perdición de mi ser,
admiraba con sutil detenimiento cada pequeño detalle,
un corazón desbordado de manera elocuente,
el gran destello de ruina bajo la luz de la luna
y un sentimiento de embriaguez,
que gran adicción, 
tan fuerte y adictiva.
Todo paso demasiado rápido que no me di cuenta,
la débil acción de un brillo,
perdido a solitario,
era diferente, lo era al verme,
aquella lustre mirada vuelta una incógnita,
el esplendor embriagador había desaparecido,
entonces caí, de panorama cambiaron
los clásicos orbes marrones míos mas no eran,
sino de alguien más.

-ac

Palabras inminentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora