24. Disturbios.

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24. ( Disturbios ). | Iris povs.

La zona lucía tan abandonada que parecía una escenografía para una película de terror. Un intenso viento había despertado a medida que íbamos llegando, y para cuando estuvimos frente a la tienda de comestibles de la gasolinera, ya soplaba demasiado fuerte, quizás anunciando una tormenta.

Negan y yo nos acercamos a las puertas de vidrio de la entrada para intentar espiar dentro, pero con tanta suciedad en ellos no veíamos nada.

—Retrocede —le dije y luego golpeé el vidrio un par de veces con un puño cerrado. Los mordedores al otro lado se agolparon permitiéndonos descifrar cuántos eran.

Me alejé para ver el lugar con más precisión, buscando otro modo de ingresar.

—Tiene que haber otra entrada.

—Tal vez por atrás —sugirió Negan.

Rodeamos el sitio con cuidado, eliminando a los mordedores que aparecían en nuestro camino, hasta que encontramos una puerta metálica en la parte de atrás, como él había dicho. Unas gruesas cadenas rodeaban la perilla metálica, sujetas por un candado grande y oxidado. Esta vez, Negan me hizo a un lado y luego dio un golpe seco contra la cerradura usando el extremo más fino del bate, hasta que logró abrirla.

Tras la puerta había un angosto pasillo del que no podíamos ver su fin debido a la oscuridad. Me saqué la mochila de la espalda y metí la mano en ella, revolviendo a ciegas su interior hasta que di con la linterna.

—¿Siempre estás preparada para todo? —me preguntó Negan con una pequeña sonrisa y la ceja levantada.

—Deberías hacer lo mismo —respondí, y la encendí apuntando a su cara. Entrecerró los ojos y se cubrió con una mano, causándome risa. —Vamos.

La pesada puerta se cerró tras nosotros en cuanto la soltamos y caminamos con cuidado atentos al camino. Un olor fuerte y putrefacto se mezcló con el oxígeno que respiraba y solté un quejido mientras me llevaba el dorso de la mano bajo la nariz.

—¿Qué carajos es ese olor? —preguntó Negan, asqueado.

Al llegar al final de ese pasillo nos dimos cuenta de que no era extenso y nos encontramos con la tienda de comestibles que se dividía en varias secciones. Los mordedores que nos habían gruñido desde el vidrio y que se concentraban en la puerta de entrada bloqueada se voltearon atraídos por nosotros cuando empezaron a oírnos.

—Ten cuidado —me dijo Negan antes de que nos enfrentemos a ellos, preparando a Lucille. Asentí y cambié de arma, tomando la resortera junto a unas cuantas piedras de mis bolsillos.

Una vez que nos hicimos cargo de los presentes y estuvimos realmente tranquilos de que no quedaba ninguno, empezamos a revisar el lugar. Fui hacia la primer sección mientras me guardaba la resortera en el cinturón. Entre las pocas cosas que aún quedaban, tomé barras de cereal probablemente ya caducadas y las fui metiendo en la mochila. No había mucho más en esa zona. En el fondo de la tienda, una puerta con un pequeño cartel que señalizaba "solo personal autorizado" llamó mi atención, oculta tras un estante cubierto de una vieja manta. Esa oficina podría tener algo útil así que quité el estante frente a la puerta y la abrí. El olor a podrido se intensificó y contuve la respiración para poder adentrarme. Allí estaban los causantes del hedor, un cadáver con un disparo en la frente que, por el nivel de descomposición, no había muerto hace mucho, y a su lado el de una mujer en igual estado. Lo primero que pensé fue en un suicidio, pero no había un arma en sus manos o en el suelo. La segunda idea se vino a mi mente justo cuando escuché un disparo al otro lado de la puerta. Personas.
   
Salí de la oficina y me asomé por la puerta con sigilo, alcanzando a escuchar voces pero si poder ver de quiénes se trataba.

homesick. ━rick grimes; negan.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant