3. La mansión de los Salinas Hernandez.

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Desde afuera, rodeado por esos hermosos jardines ya se veía majestuoso, pero desde adentro la mansión era aún más impresionante, si alguien lo permitiera Belén se quedaría a vivir en la sala de estar, ésta era mucho más espaciosa que su casita alq...

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Desde afuera, rodeado por esos hermosos jardines ya se veía majestuoso, pero desde adentro la mansión era aún más impresionante, si alguien lo permitiera Belén se quedaría a vivir en la sala de estar, ésta era mucho más espaciosa que su casita alquilada.

Y la cocina también era espectacular, así a cualquiera le darían ganas de ponerse a cocinar.

Encontró a Doña Chayo, su madre, justamente preparando la cena en ese lugar de ensueño.

―¿Y tú niña, qué haces aquí en pleno lunes?―Preguntó la mujer sorprendida, su hija nunca la visitaba en esos días de la semana.

―Amanecimos bravas al parecer, apenas llego y ya me quieres echar―Protestó divertida la joven, evitando llamarla mamá, igual que evitó todo el día llamar papá a Don Antonio.

Eran los padres de Belén pero ella no podía evitar sentirse incómoda.

―No mi hijita, pero me extraña, siempre estás muy ocupada con la facultad y solo vienes los fines de semana―Doña Chayo la miró con ojos llenos de preocupación, cómo preguntándole si había sucedido algo.

Superpoderes de madre, no había otra forma de describirlo.

¿Pero cómo podría decirle ella que era una transmigrante?

―Pasó algo en la facultad―Mintió improvisadamente―Y necesito algo de dinero extra para libros, por eso vine―Sabía que ellos no tenían problemas con darle dinero a su hija, pero de nuevo se sintió incómoda con eso.

Doña Chayo no puso en duda su palabra, pero le dedicó una mirada digna de alguien que sabía cuándo estaba siendo engañada y sólo esperaba ver hasta donde llegaba la mentira.

Aún así Belén no se preocupó, estaba convencida de que la mujer no sospechaba nada, si lo descubriera tan pronto no sería conveniente para la trama original.

―Espera a que termine el horario de tu padre, luego se lo puedes pedir―La joven asintió sonriente.

Lo sentía por Don Antonio, pero para mantener la artimaña tendría que pedirle dinero.

―¿Te quedas a dormir? Puedo prepararte una habitación para empleados―Como quedarse en la mansión era justamente lo que quería, Belén aceptó la propuesta―Ahora estoy trabajando, ve a pasear o buscar la señorita Lorena ¿No es tu amiga?

La tomó por sorpresa, ella consideraba a Lorena su peor enemiga, y sabía que el odio era recíproco, pero actualmente a los ojos de todos eran buenas amigas.

Esa amistad nunca fue sincera, por un lado la villana nunca vió en ella una amiga, la trató siempre como su empleadita, por otro lado si en algo tenía razón era que Belén la buscó y la utilizó para acercarse a Leonardo, quien en ese entonces ya le gustaba.

Pero la morena no tuvo en cuenta lo insoportable que podía llegar a ser Lorena, esa mujer batía el récord guinness a la más pesada todos los días.

Aún así no la menospreció, al contrario, la soportó con una sonrisa, porque la rubia era una Salinas y si lo quería podría hacerles perder el trabajo a sus padres.

Transmigrar a una TELENOVELA MEXICANA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora