31. El día que todo estalló.

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Lorena entró al baño a retocarse el maquillaje

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Lorena entró al baño a retocarse el maquillaje.

El actor, quien ya había comprobado que no había nadie más con la rubia, ingresó detrás de ella.

Belén los vio entrar y se acercó tranquilamente, no era extraño que las chicas se queden de pie en la puerta aguardando a sus amigas, o su turno, entonces ella se quedó ahí y escuchó la conversación.

—¡No le hice nada a tu hijo!

—Pero se lo que planeas.

—¡Déjame en paz! ¡No sabes nada! ¡Estás muerto!

La mujer sonaba realmente perturbada, lo que despertó en Belén un sentimiento compasivo.

Lorena estaba sufriendo, este era un golpe bajo, no estaba segura de querer darlo.

Pero se decidió al recordar que esa misma mujer estuvo dispuesta a matarla, era un peligro para todo el mundo, y aún más para su Leonardo.

Belén giró el picaporte, entró al baño y cuando divisó a una asustada Lorena, pegada a la pared intentando alejarse del "fantasma" cerró la puerta.

—Lorena ¿Qué te pasa?

La rubia estaba aterrada, tenía los ojos cristalizados y la mirada desenfocada.

—Es mi padre—Respondió sin mirarla—Me persigue—Susurró.

—¿Qué? ¿Estás bien?

—¡No finjas que te importo!—Era rubia, pero no una tonta.

—No digo que me importes, pero tu padre lleva muerto varios años ¿Cómo te va a perseguir?—Intentó sonar como la persona razonable.

Y la expresión de Lorena sólo empeoró.

—Está detrás de tí, tiene un cuchillo.

Belén se dió la vuelta, efectivamente el actor estaba contra la puerta y apuntando a su cuello con un enorme cuchillo de carnicero.

—Lorena, aquí no hay nadie—Volteó a verla fingiendo preocupación—Solo estamos tu y yo.

—¡Está ahí! ¿Por qué no lo ves?—La rubia sollozó.

—Porque no vengo por ella—Dijo el actor, Lorena levantó la mirada para ver si Belén reaccionó, pero ella se limitaba a observarla con inquietud y miedo.

》Vengo por ti, que quieres dañar a mi hijo y tomar lo que no te pertenece, como hiciste con mi vida.

—¡Fue un accidente! ¡No quise matarte!—Belén prefirió no intervenir y dejar a su cuñada desahogarse.

—Ese día estaba enojada y me molestó tanto lo que dijiste de mi origen que te empujé pero no quise que cayeras por el balcón, no quería matarte.

Sollozó un poco más y de pronto se detuvo, levantó la mirada, se secó las lágrimas.

Transmigrar a una TELENOVELA MEXICANA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora