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Magnus:

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Magnus:

Alec correspondió mi abrazo de inmediato, dejándome saber que no le incomodaba mi repentino comportamiento empalagoso.

Sonreí sin poder evitarlo, este acercamiento genera muchas emociones en mí: Alexander me transmitía absoluta tranquilidad y una inmensa seguridad, haciéndome sentir querido, tanto que deseaba en voz baja, quedarnos así por mucho más tiempo.

Respire profundo, inundando mis pulmones de su perfume y aroma natural, que no era para nada desagradable. Alec suelta un olor a mandarina.

Y a mí me gusta la mandarina.

Acomode mi rostro, en medio de su pecho, dónde es más claro oír el titubeo de su corazón, el cual parece estar tocando la más hermosa melodía, relajando cada célula de mi cuerpo.

Todo se asemejaba a la perfección, como sacado de una película barata de romance adolescente. Solo que aquí no hay amor.

-¿Tú estás bien? -cuestiono Alec, alejándose del abrazo para mirarme. Negué, moviendo la cabeza. -¿Y a dónde quieres que vayamos?

Agradecí que no pidiera explicaciones y simplemente estuviera dispuesto a irse conmigo. Con esta, ya era la segunda vez.

-Llévame donde tú quieras. En este momento no se me ocurre nada, solo quiero salir de aquí. -contesté.

Sin más que decir, Alexander, tomó mi mano y la entrelazo con la suya. Caminamos así hasta el estacionamiento en dónde su motocicleta estaba estacionada. Me dio su casco y subimos al vehículo.

Condujo hasta un lugar desconocido a una velocidad moderada. Siempre tan correcto.

Cerré los ojos, dejando que el aire me pegara, disfrutando de la sensación, sin soltarme de la cintura de Alec, donde me encontraba agarrado.

Después de aproximadamente veinte minutos se detuvo enfrente de un gran edificio de departamentos.

Las puertas se abrieron en automático, dejándonos pasar. Cuando bajamos de la motocicleta y estábamos en recepción, lo miré interrogante.

Por lo que tenía entendido, él vivía cerca de nosotros y obviamente esto, no estaba ni a 30 minutos de mi casa.

-Cuando cumplí 16, mi padre faltó a mi cumpleaños y como recompensa me compro un departamento para mí solo. -dijo, entrando al elevador.

-¿Estás de broma?

-No.

-Wow. Recuérdame invitar a tu padre a mis próximos cumpleaños.

-Anotado. -sonrió, dándole indicaciones al ascensor en dónde detenerse.

Me tomé un segundo para observar con más atención en dónde estábamos parados. Todo parecía indicar que se trataba de departamentos de lujo, no había muchas personas y las que había lucían como gente de dinero.

why ¡! malec auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora