Ámame antes de que se oculte el sol

Jacob Green

Jacob vive solo, un apartamento que, gracias a su esfuerzo, dedicación e intensidad, había logrado comprar cuando apenas tenía veintitrés años. El no estaba acostumbrado a pedirle nada a nadie, siempre se esforzaba en conseguir sus objetivos con su propio esfuerzo. Aunque sus padres, ambos con vida, y su hermana Juliet siempre estaban allí en caso de el necesitarlo, la realidad era que el pocas veces necesitaba de la ayuda de su familia. Todo lo contrario, a ellos, que siempre tienen una situación, que los mismos provocaban y acaecían.

—Juliet, no puedo verte este fin de semana.

—Apenas comenzando la semana y ya me estas cancelando Jake. — ese era el apodo que su hermana le había puesto porque le resultaba difícil pronunciar su nombre cuando era pequeña.

—Juliet, no te estoy cancelando vernos, te estoy diciendo que no puedo este fin de semana.

—¿Estas escuchando lo que dices?

—No me hagas preguntas tontas. No tengo tiempo. — su día a día era bastante cuadrado.

Ir al gimnasio del mismo edificio en el que vivía, dedicarle dos horas a los ejercicios, una hora a desayunar, ducharse, seleccionar la ropa que iba a utilizar ese día. El llevaba una dieta estricta, cocinaba el mismo todo lo que fuera a comerse. Su hermana bromeaba diciendo que el tenia complejo de Edipo, y pensaba que alguien seria capaz de envenenarle. Él sabía que ni sus padres, ni su hermana menor haría una cosa así. Sin embargo, su novia, mejor pensado, ex novia, ella si que seria capaz de asesinarle.

Es más, ella sería capaz de contratar a un sicario para sacarlo de la faz de la tierra.

—No me hables así. — refunfuñando Juliet le dijo. — tengo cosas importantes que contarte.

—Voy camino a la oficina con el manos libres puesto. Habla, Juliet.

—No.

—No seas caprichosa. — el adoraba a su hermanita, pero esta, con el pasar de los años se había vuelto más caprichosa de lo que jamás fue de niña. —No puedo complacerte en todo. No me pidas dinero. La empresa está pasando por...

—¡Eres increíble! —exclamó ella. — ¿Crees que solo voy a llamarte porque necesito dinero? ¡No necesito nada de ti! — exclamó ella exaltada y Jacob se arrepintió de inmediato. A lo mejor se había equivocado, algo que el jamás hacía.

Normalmente tenia una corazonada sobre todo y esta, casi siempre terminaba siendo veraz.

—Lamento si he confundido tus intenciones, hermanita. — se disculpó tomando la intersección que dirigía a la torre Nefruz. Un negocio que iba viento en popa, aunque últimamente estaba perdiendo dinero por la falta de publicidad. Necesitaba un nuevo director para el puesto de mercadeo, pues la competencia, poco a poco se iba mejorando y convirtiendo en grandes contrincantes que repercutían negativamente en sus ganancias.

Nefruz se especializaba en la creación de autor eléctricos, una nueva era de vehículos de alto rendimiento, costo y velocidad.

—No puede ser que cada vez que te pido vernos, compartir un rato, tú siempre creas que deseo algo de ti.

—No me has dejado alternativa mas que creer esto. —le dijo el apretando la mandíbula. Su hermana sabia que el tenia razón.

La ultima vez le costó cinco mil dólares.

Se enamoró del hombre incorrecto.

Esa era la única verdad que interesaba. Aunque Juliet, aun habiendo pasado dos años seguía repitiendo que era un error humano.

¿Humano?

¡Humano era él y aun así poco la cagaba!

—No seas tan cínico.