J A D E

Epílogo

—¡Jade! —llamó mi madre del otro lado de la puerta mientras tocaba fuertemente con sus nudillos.

Yo abrí los ojos asustada ante el griterio de mi madre y sin poder evitarlo gruñí molesta, frustrada.

—Mierda, mierda, mierda —me quejé en voz alta y retiré las sábanas.

Parecía tan real, jodidamente lo sentí real.

Molesta y enfandada tomé las sábanas y las lancé al suelo, tomé la almohada y la lancé contra la puerta incómoda y desilucionada.

—¿Qué demonios te pasa? —cuestionó mi madre entrando en la habitación al no escuchar que le respondía como todos los días.

—Me despertaste —me quejé con un gemido lastimero.

—Si, debes estar en la escuela en una hora —dijo confundida.

—Es que estaba soñando muy lindo —dije quejumbrosamente —parecía real.

—¿Qué soñaste? —cuestionó mi madre interesada.

—Que cogía con tres hombres lobos y que vivía con los abuelos y me perdía en el bosque cerca de casa y me despertaste justo cuando me iban a coger los tres —lloriqueé.

—¡Jade! —regañó escandalizada mi madre.

—Ya no quiero ir a ningun lado —dije tirándome al piso.

—Un día de estos, uno de esos tantos libros que lees te va a terminar volviendo loca.

Y dicho esto se dio la vuelta para salir de mi habitación.

En ese preciso momento no quería hacer absolutamente nada, porque por más que moviera cielo mas y tierra nada me llevaría a un bosque en donde conocería a mis mates, pues en la vida real esas cosas no exisitian y aunque dolía admitirlo:

Ni aunque existiera me pasaría. 

¿Puntito?

Este es el final de Jade, esta hermosa historia corta creada en tres días. 

Gracias, Fa, por darme ese precioso fragmento. 

No se olviden pasar por mis otros libros de poliamor. 

Sin más que decir.

Darkness fuera.