⍣ Capítulo 19 ⍣

2.7K 426 340
                                    

Capítulo 19

Mew estaba acostumbrado a pasar noches en vela estudiando a sus víctimas, así que no tuvo ningún problema en velar el sueño de Gulf, que ahora yacía en la cama de la pequeña habitación que Kavi les había asignado en el albergue de forma temporal.

El sacerdote había acudido, a petición de Mew, a su departamento para recoger algunas de sus pertenencias, entre ellas, la vieja libreta que era como su diario, un par de computadoras y ropa. Lo básico que necesitaba para iniciar una nueva vida. Una nueva mejor vida.

Eran las nueve de la mañana y Gulf no había despertado, pero su respiración era apacible e incluso se había movido un par de veces durante la noche tratando de acomodarse mejor. Los gestos de dolor e incomodidad no pasaron desapercibidos por Mew, que haciendo el menor ruido posible, se acercó a él en caso de que despertase y necesitara algo.

Solo había una cama en aquella alcoba, y Mew dejó que Gulf descansara como era debido. Él había empezado a organizar todo para poder irse de ahí, tampoco quería ocasionarle problemas a su hermano mayor, y mucho menos a las personas que hacían uso del albergue. Sonrió de lado, en muy poco tiempo, Gulf lo había cambiado mucho, al grado incluso de pensar en el bienestar de las personas a su alrededor.

Y es que había descubierto que, a pesar de lo cruel y bárbaro que Gulf era como mafioso, en realidad, cuando confiaba en alguien y se abría a las personas, era "encantador", por eso no era de extrañar que rápidamente hubiera caído a sus pies. Era relativamente sencillo sentirse atraído por el aparentemente mal genio de Gulf para después derretirse en su actitud bonachona y caritativa. Sí, quizás esos adjetivos sonaban raros al momento de describir a un mafioso, pero estábamos hablando de Gulf Kanawut, él no era cualquiera persona.

- ¿Tú quién eres? – se escuchó la voz adormilada de Gulf. Mew apartó su vista de la computadora portátil para mirarlo confundido.

- ¿Quién más voy a ser? Soy Mew – dejó el equipo de cómputo en el sillón y caminó hasta la cama sentándose a un lado de Gulf - ¿Has perdido la memoria acaso? – sonrió acariciando con ternura su cabello.

- No recordaba a un Mew con anteojos – respondió Gulf devolviéndole la sonrisa – es uno muy sexy por cierto –

- Suelo usarlos cuando estoy frente a ordenador – señaló el mayor mientras se los quitaba – pero sigo siendo yo –

- Lo sé – Gulf colocó su mano encima de la de Mew – Me veo horrible ¿Verdad? –

Gulf Kanawut y la palabra horrible, sin importar el contexto, definitivamente no pueden ir en la misma oración. No existe forma alguna de que ese hombre acostado en la cama pueda verse mal, ni siquiera con la cara hinchada y llena de golpes.

- Absolutamente no – respondió y se inclinó para besar tiernamente su nariz – te ves como alguien a quien debo cuidar mucho a partir de ahora –

- Me se defender muy bien, grandulón – se quejó Gulf haciendo un divertido puchero con los labios.

- Lo sé, nos has defendido muy bien a los chicos y a mí, pero es hora de que me haga cargo de los dos –

- ¿Hablas en serio? – preguntó Gulf sorprendido, pues la seguridad que irradiaba Mew era algo nuevo para él, claro que quería estar con ese hombre, pero necesitaba saber que el otro estaba seguro de eso.

- Jamás había estado tan seguro de algo en mi vida como hasta ahora – respondió Mew mirándolo a los ojos – nunca había deseado tanto cuidar de alguien y hacer todo lo posible por hacerlo feliz, pero... - hizo una pausa entrelazar sus dedos – me gusta tu sonrisa y quiero hacerte sonreír, no tengo idea de cómo hacerlo, pero estoy dispuesto a hacer lo que sea para conseguirlo –

Enemigo PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora