0.19

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──Yo se que lo que nosotros tenemos es algo muy especial, que me has ayudado mucho. Hemos tenido buenos como malos momentos, risas, lágrimas, abrazos y demás. Quiero que entiendas que ésto no es una despedida si no un hasta luego, no es un adiós, ire a arruinarle la boda a torao y volveré con el y todos viviremos juntos. ──Unas pequeñas lágrimas de escapaban de sus ojos hasta llegar a sus mejillas. ──No vemos Bepo....

El omega corrió y corrió por las calles de la isla kesshō, sus lágrimas caían al compas de sus pasos los habitantes de la isla lo miraban con compasión, el chico que náufrago e vivió sucesos traumaticos se tenía que ir nuevamente al lugar donde los vivió para salvar a su amado.

Al llegar a la costa fue bajando la intensidad de sus pisadas, se dió la vuelta y miró lo que había sido su hogar por un año. El sol ocultándose tras las grandes montañas, el sonido de algunos insectos se hacía presente, el fuerte olor de la brisa marina inundado sus fosas nasales. Era un hermoso paisaje que nunca olvidaría pronto podría verlo con su amante y ambos disfrutarían de esa belleza. Tras dar una bocanada de aire y sonreír a la nada, siguió con su ruta viendo hacia delante con la frente en alto, Karxer de encontraba en un muelle esperándolo con un pequeño barco tras de si.

El bicolor le extendió la mano para subir al bote, no lo dudo y la tomó. La isla se iba haciendo más pequeña conforme los minutos pasaban, las olas chocaban contra el barco y el frío de empezaba a hacer presente.

──¿Enserio quieres hacer esto?

──Sí, ¡Vamos a Raftel!

Trafalgar Law era un hombre que no demostraba sus sentimientos a cualquiera los únicos que en verdad sabían acerca de estos eran su padre y su amante. Y por desgracia ninguno de los mencionados se encontraba con el, su padre había muerto hace siete meses con tal de salvar a unos niños de las balas de sus atacantes. Una guerra entre los dragones y Raftel se creo después de que luffy escapara, está fué tan repentina que a todos les causó un gran impacto, algunos habitantes habían huido otros se encontraban dentro del castillo escondidos; su comida se estaba acabando sin importar cuánto la almacenarán.

No tenía tiempo para llorar, necesitaba un plan para salvar a su país no podía permitir que personas inocentes siguieran muriendo. La única opción era que aceptará casarce con la primogénita menor de los dragones, le repugnaba en todos los aspectos pero no había nada más que hacer. Su corazón gritaba un sonoro no mientras su cerebro le decía lo contrario, luffy era lo mejor que le había pasado en la vida y nunca llegaría a negar tal cosa.

Con las manos temblando acepto la carta que había sido mandada desde hace más de cinco meses, se levantó y al salir de de habitación su consejera lo miró a los ojos con expectante duda.

──¿Seguro que quiere hacer esto?

──Sí, no puedo soportar ver cómo matan a mi gente.

──Y que hay de Luffy, crees que estará contento con tal decisión.

──El sabía que nunca podríamos estar juntos...

──Y aún así tú fuiste el que lo marco y no por capricho si no porque ambos lo querían ¿No es así? El nunca te lo pidió, escuché sus dos puntos de vista ese día los dos felices por unir más su lazo. ──La mujer hizo una breve pausa para tomar las manos del ojeroso. ── Se que haces ésto por el reino pero que harás cuando la princesa quiera tener algún cachorro, en la boda tendrás que marcarla para demostrar tu lealtad hacía su reino y sabes que estarás rompiendo tu lazo con la persona que has amado desde tus dieciséis años.

El el alfa se soltó del agarré de la beta para seguir su camino, no dijo nada aún sabiendo que ella tenía razón solo caminó hacía la entrada del castillo. Las miradas atentas y con una pizca de miedo de los sirvientes caían sobre sus hombros, sus pasos eran fuertes pero inseguros quería retractarse pero las muertes seguirían viniendo.

Mi omega destinadoWhere stories live. Discover now