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Claudia hizo todo lo posible por ignorar la música de su madre, la cual provenía de la sala de estar. Por mucho que quisiera danzar con la dulce melodía de David Bowie, no podía. Tenía toneladas de ensayos que calificar y ya era tarde.

Ser profesora de inglés de primer año no era su primera opción, pero al instante amo el trabajo. Ella le había asignado a su clase un ensayo sobre el tema actual de la semana, Mitología griega.

Su madre no pensó que la música fuerte molestaría a su hija, así que subió el volumen y gritó la letra de "Let's Dance" mientras quitaba el polvo del ventilador que colgaba del techo. Claudia se quejo, levantándose de su escritorio y saliendo de la habitación en busca de su mamá. Claudia la encontró bailando con las canciones de David Bowie, sin notar que su hija estaba parada en la puerta, notablemente molesta.

—¡Mamá!—Claudia trató de llamar la atención de su madre. Cuando no lo consiguió, pensó en otra idea que en realidad podría ayudar—¡Jane Audrey!

Su madre inmediatamente dejó caer sus brazos a los costados y se giro hacia su hija.

—¿Qué diablos, Claudia? Eso ni siquiera está bien. ¡Janis! Es Janis, mi pequeña mariposa

—Mamá, por mucho que amo a Bowie, ¿Puedes quitarlo? Ya casi termino de calificar los ensayos, es jueves y me gustaría dormir un poco temprano esta noche. Mañana es el último día en que aprenderemos sobre la mitología griega y a mis niños no les gusta. Les encanta—exclamó Claudia

Janis asintió, poniendo fin a la voz de su ídolo.

—Bien, bien, no más Bowie esta noche. Empezaré a preparar la cena

Claudia jadeó.

—¿Quieres decir que no has empezado con la cena? ¿Qué has estado haciendo durante la última hora?

Janis se encogió de hombros.

—Escuchar a Bowie, ya sabes, lo de siempre

—Está bien, terminaré de calificar los pocos ensayos que tengo y ayudaré con la cena. ¿Trato?

—¿Podemos escuchar a Bowie?

—Seguro




























Después de finalmente terminar de calificar todos los ensayos y ayudar a su madre con la cena, exactamente a las diez y media, tanto madre como hija estaban comiendo su cena casera, bebiendo limonada y riéndose de todo lo que tenían por decir.

—Entonces, ¿Cuando es la próxima reunión de padres y maestros?—Preguntó Janis, tratando de comerse el último spaghetti en su plato

—El mes que viene. No puedo creer que mis niños vayan a ser estudiantes de segundo año. Les dije que fueran a visitar mi salón de clases cuando pudieran—contesto Claudia—Uno de ellos ya me invitó a su graduación. Dije que iba a estar en primera fila para verlos cruzar el escenario

Janis sonrió cálidamente.

—Realmente amas a tus niños. Cuando tengas tus propios hijos, los amarás tanto

Janis terminó su cena, tomó su plato, se acercó al fregadero para colocarlo dentro.

—Mamá, tengo mis hijos. Tengo toneladas de ellos. Ni siquiera tengo novio. No tengo tiempo para uno, ¿Recuerdas?

Eso era cierto. Claudia solo tuvo dos novios. Uno en la escuela secundaria y el otro al final de la universidad. Ambos terminaron mutuamente. Claudia afirmó que no necesitaba tener hijos o un esposo para ser feliz y Janis lo respetaba.

Janis no tenía marido. El padre de Claudia las dejó después de la primera Navidad de su hija. Janis la crió sola, con la ayuda de su amiga, Lara. (Bueno, en cierto modo.) Janis tenía veintidós años cuando tuvo a Claudia y no tenía trabajo en ese momento. Lara le dio a su amiga una oportunidad después de que sus padres la repudiaron y se negaron incluso a conocer a su nieta.

—Si alguna vez tienes hijos propios o adoptas, seré feliz. O si no tienes hijos, igual seré feliz mientras tú seas feliz—Janis se acercó a abrazar a su hija—Pero, ¿No crees que abuela Janis, suena genial? Podría llevarlos a festivales, enseñarles lo que es la buena música y podemos viajar con ellos

—Consigue un perro—Claudia rió

—Oh, conseguiré uno. Puedo llamarlo Ziggy o Mick

—Ma, ¿Enserio?

AND I LOVE HER, ben barnesWhere stories live. Discover now