5. "Es mi pomerania"

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Por fin había llegado el viernes, pensabas seguir entrenando el finde, pues el examen de licencias se realizaba el lunes, pero el no tener que ir a clases teóricas... era todo un alivio, además, a pesar de las modificaciones que Mei, la del H, había hecho al látigo, aprender a usarlo era trabajo extra, en resumen, tu cama te llamaba y tú no no ibas a rechazarla. Sin embargo, el destino tenía otra cosa preparada para ti. 

Ese mismo viernes, horas más tarde, ya de lleno en la madrugada, mientras dormías plácidamente, la puerta de tu habitación se fue abriendo poco a poco y dos siluetas, de abismal diferencia de altura, aparecieron por la puerta. Dormida de espaldas a la entrada y con tu antifaz para dormir de tu animal favorito puesto no te enteraste de la inesperada visita. Tras cerciorarse que estábas dormida ambas figuras dieron un primer paso, sigilosos volvieron a comprobar tu estado. Dormida.

- ¿Que era lo que buscábamos? - preguntó en susurros la persona menos alta.

- ¿Tú que haces aquí? - respondió sobresaltado el otro sujeto.

- Asegurarme de que todo va bien, por supuesto - le dedicó una sonrisa sin escrúpulos.

- Escoria. Es aquí - señaló un montículo tapado por sábanas.

Sin embargo el más bajo de ambos hizo caso omiso y se dirgió hacía una dormida tú, caminaba con las manos hacía delante moviendo los dedos, cómo deseando tocarte. Pero su acompañante se adelantó y se interpuso, impidiendo que el contrario te llegara a tocar.

- ¿Que te crees que haces, escoria? - amenazó con su ronca voz.

- Ya te lo dije, asegurarme de que no se despierta.

El alto estaba a punto de perder los papeles y destrozar el plan para responderle cuando se vio interrumpido por ti. O más bien, por tus manos, seguías dormida, pero tanto susurro había hecho que te girases por el malestar y, cómo buscando la almohada, sujetaste su pierna.

- Mmmh - emitiste poniendo alerta a ambos -. ¿Coco? ¿Que haces en el suelo? Duerme con mamá - hablaste sonámbula mientras dabas unos golpecitos en la cama.

- ¿Coco? - repitió el pequeño.

- Será su mascota... habrá confundido mi pierna.

- Genial - susurró alto la "escoria" -. Déjame, yo me subo, tu mira el montículo.

- Ni se te ocurra - tragándose su orgullo agachó su cabeza a donde indicaste somnolienta -. Mira lo que hay y nos vamos de aquí ya.

- Coco... - sonreíste en tus sueños.

- Deprisa - ordenó manteniendo sorpresivamente la calma "coco".

- Ehhh - se quejó -. Los guapos lo quieren todo para ellos - se fue acercando hacia ti.

- Coco... ¿desde cuando tienes tan sedoso el pelo? - empezaste a acariciar la cabellera del alto.

- Avaricioso - siguió quejándose el otro terminando con la paciencia del acariciado.

- ¡¡¡Cállate!!! - terminó por explotar - ¡Haz lo ordenado! La vas a despertar.

Sin embargo, con el estruendoso y repentino grito fue él, el que te despertó repentinamente.

- Muy atractivo y habilidoso pero de inteligente no tiene nada - añadió el pervertido antes de que terminases de despertar por completo.

Tapada completamente por tus sábanas, algo de baba en la almohada por estar hablando y acariciando a quién creías que era Coco fue cómo te abriste tus ojos algo desubicada. Tardaste unos segundos en darte cuenta de lo que pasaba, encendiste la luz de una patada, pues tenías un interruptor cerca de tus pies, y te pusiste de pie, furiosa más que aterrada.

Emociones || Bakugo x OC || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora