01. "Bailando con la muerte"

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La suave brisa de la noche abrazaba el frágil cuerpo de la chica. Su piel trigueña brillaba al compás de la luz de la luna y sus ojos cafés se veían como dos luceros resplandecientes. Una vez más, se sentía aturdida, pérdida y desolada, ya era costumbre que la oscuridad la abrazara pero no de ésta forma. La forma tan siniestra que la llevó al lugar donde está la cual la arrastró de pies y manos para que no se resistiera. Tampoco era complicado que ella pudiera resistencia alguna, después de todo, estaba ahí por su voluntad.

Una vez más, había perdido el control, no de su cuerpo tampoco de sus sentimientos sino de su mente. Su cabeza se maneja de distinta manera al resto mientras que otras personas pensaban y calculaban, su mente estaba en trance absoluto. No obstante, tenía la capacidad suficiente para sentir y aunque ella creyera que caía profundamente en los pasos de la depresión, podía sentir la fuerte huella que dejaba la agonía dentro de ella. Las súplicas y los alaridos solo estaban en su interior, por fuera era solo una marioneta que era manejada por su titiritero pero seguía pidiendo ayuda a gritos desgarradores que jamás serían oídos.

Mientras daba pasos cortos y torpes, uno de sus pies tropezó provocando que una fuerte caída sobre el rocoso camino le rompiera el brazo. Sin embargo, no gritó, no habló, no emitió sonido alguno solo su mirada vacía con los ojos cansado y cristalizados demostraban cuán perdida estaba. Con su brazo roto y unos raspones, siguió el sendero lentamente, ese camino que la guiaría a su destino a dónde pertenecía. Después de todo, es lo que ella había anelado siempre.

Caminó y caminó, y con la mirada hacia el horizonte abismal su pie izquierdo dió una pisada en falso y cayó. Esta vez no tropezó sino que su pie no tocó el suelo rocoso por el que caminaba, había caído por el precipicio sobre la oscuridad.

Eso es lo que quería.

Eso es lo que deseaba.

Guiada por el deseo y la pervencion de la oscuridad regresó a dónde pertenecía y que mejor forma que ser controlado por la oscura depresión y caer en el abismo.

***

Me desperté con el corazón acelerado y la respiración entre cortada, se me dificultaba respirar. Por mí frente caía una rebelde gota de sudor frío, estaba agitada y asustada. Otra vez esa maldita pesadilla. Me siento en la cama tratando de que mí respiración se normalizará y poco a poco así fue; noche tras noche solía tener pesadillas y el insomnio me controlaba a su antojo. De repente una suave caricia en mí espalda me hace sobresaltar y un pequeño y ahogado gritó se escapa de mis labios.

—Tranquila, soy yo.

La ronca voz de mí hermano mayor me hace tranquilazar, a veces, olvidaba que algunas noches solíamos dormir juntos ya que por las noches no podía consiliar el sueño.

Sonreí.

—Gracias. —le respondí.

Acto seguido, me acurruque a su lado y su brazo me acercó a su cuerpo robusto. Me sentía en calma y protegida a su lado pero sabía perfectamente que en la mente jamás podría protegerme. En ocasiones, tenía el presentimiento que mí hermano me sobreprotegia, que me cuidaba como si de algo tan frágil y delicado se tratara, sabía cuidarme sola aún así los traumas de la mante me volvían vulnerable.

—Sabes que siempre estaré aquí, ¿verdad?

—Siempre.

Sus labios besaron mí frente, dejando un tierno y cálido beso. Por inercia sonreí aunque él no pudiera verme. Ambos nos dormimos, al día siguiente tendríamos clases y dentro de poco las vacaciones de verano comenzarían y, aunque estuviera ansiosa por terminar las clases, el temor por las noches sin dormir me invadían. Quise olvidar el hecho que estaría sola todo el verano pero en mí mente aún rondaba la idea de que tipo de monstruos y pesadillas seguiría teniendo.

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⏰ Última actualización: May 17, 2022 ⏰

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