La Orden De Los Búhos

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Barbara, tan inoportuna como siempre, estaba parada frente a él, exigiendo que se le devolviera un favor que para él había sido una tortura.

-¿Qué quieres Barbara?

-Vaya, se que estas sensible por la muerte de Ozzie, pero no tienes porque ser tan duro conmigo.

-Tú no puedes llamarlo así, y él no está...

-Mira no diré nada más porque, lastimosamente, necesito tú ayuda.- sonreía, que molesta podía llegar a ser. -Verás, teniendo en cuenta que tu querido Oswald no está, no hay nadie en control del bajo mundo, y todas las bandas han empezado a ser un desastre, es obvio que a ti no te interesa controlarlo así que...

-Así que quieres que ayude a que te sean leales y así tener tú el control.

-Tan perceptivo como siempre.

Había terminado sentado en uno de los sillones, mientras Barbara se posicionaba frente a él una vez más.

-¿Por qué debería hacerlo cuando solo obtuve a cambio unas malditas píldoras? Además, de que sirve, aunque lograrás que te juraran lealtad, jamás tendrías un control real sobre el bajo mundo, o sobre algo.

-Para empezar, no creas ni por un segundo que las "malditas píldoras", como las llamas, son baratas o fáciles de conseguir, y ¿a qué demonios te refieres con que jamás tendría un control real?

Claro, no lo sabía, ni siquiera Oswald lo sabía, ¿como lo haría ella?
Oswald... Recordó de pronto aquella conversación después de la cena de fundadores "un grupo que supervisa la ciudad"... Debía haberlo notado, le habían dicho que tenían la mira sobre él ¿Por qué lo dejaron pasar? ¿Por qué no investigaron más? ¿Por qué no se preocuparon más por su seguridad? Tenían que ser el mismo grupo, la Orden de los Búhos, ellos habían hecho esto, incluso de cierta forma habían dejado una advertencia en el aire, y no se tomaron el tiempo de investigarlos, que estúpido fue, cómo no lo notó, cómo no se dió cuenta de que ellos eran un peligro mayor, cómo pudo haber pasado por alto algo como eso.

-¿Nygma?- lo veía algo molesta -Parece que hubieras visto un fantasma.

-La orden de los Búhos.- el rostro de la mujer cambio a uno de incredulidad y poco a poco se fue oscureciendo con las vagas explicaciones que él podía ofrecer, cómo habían tenido un leve contacto con Oswald, cómo Isabella fue creada por ellos, cómo la controlaron y cómo controlaban todo tras las sombras. Y terminó conectando aquella información con lo poco que había logrado sacar de Jim Gordon. -Te ayudaré a conseguir el control, no porque quiera que tú lo tengas o porque crea que Oswald mu... No está, sino porque ellos son los causantes de lo que sea que le haya pasado. Y tus recursos me servirán a mí.

-Es un trato entonces.- la rubia extendía una mano en su dirección, con una gran sonrisa en su rostro, y la estrechó.

-Es un trato.

Obtener control, ser la reina del bajo mundo, eso era lo que Barbara más deseaba, poder. Poder sobre aquellos que, al igual que ella, tuvieron que rendir cuentas frente al pingüino, poder sobre aquellos que podrían estorbarle, poder sobre toda la ciudad. Era ambiciosa, siempre lo fue, pero la posición en la que se encontraba solo potenciaba esa cualidad en ella, la empapaba, impidiéndole darse cuenta que esa misma ambición sería su perdición.

No lo sabía aún, pero todo lo que estaba haciendo, toda su búsqueda demente por obtener el poder eran su camino directo hacia el abismo, mientras que para Nygma sería un resurgimiento, el nacimiento de algo que yacía dentro de él, la revelación de alguien que solo Oswald había sido capaz de ver hasta entonces, sería él quien pondría a la Orden en jaque.

Corre Hacia ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora