Capítulo Quince

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SARA WILLIAMS

Llevábamos algunas semanas desde que llegamosa Miami hemos aprendido a soportar el calor y convivir con los idiotas más grandes del mundo, los O'Connor, y eso incluye al insecto de su hermana.

—Sara, Pásame la sal. —me levante de la mesa y se la alcancé de mala gana.

— ¿No podías ir tu? —Me cruce de brazos.

—No, por eso te lo pedí a ti.

— ¿Quién está cocinando?

—Yo. —Contesto extrañada.

— ¿Y a quien mandaste a traer la sal?

Su ceño y sus labios se fruncieron con extrañes.

— A ti.

— ¿Entonces?—Puse mis manos en forma de jarra.

— ¿Eh? —Se giro a verme confusa.

—Es que no me entendiste nada Mia.

—Me has confundida.

—Tú siempre te confundes.

—Claro que no.

—Claro que sí.

—Que no.

—Que sí.

—Dejen de pelear, Mia los huevos se queman y Sara te estás haciendo vieja parada ahí.

—Perdón Mamá. —Contestamos al unísono.

—Jodanse. —Contesto molesta.

—Vete al baño clandestino mejor, amaneciste de un humor. —Mia soltó una carcajada.

—A veces tienen conversaciones muy raras—Luke entró a la cocina con un cesto de dulces

— ¿Dequién son esos dulces? —Pregunto Mia con ojos brillosos.

—Tuyos. —Frunció el ceño.

—No he mandado a pedir ningún dulce. —Se acercó a la cesta.

Emma me miro extraña mientras untaba mermelada a una tostada, le quite la tostada y mordí un poco, se lo devolví y me encogí de hombros.

—Lo sé, Matthew te lo ha enviado o bueno eso dice la tarjeta. —La cara de Mia se descompuso.

Después de salir a desayunar la última vez con Matthew no le ha dirigido la palabra, cada que lo ve lo ignora o huye del lugar y el pobre ya no sabe ni que hacer.

—Oh.

— ¿Cuando le volverás a hablar?—Pregunte. —Enserió ya me ha cansado de que me pregunte por ti a cada nada.

—Y yo de ir a preguntar si él está bien. —Murmuró Emma mordiendo la tostada.

—Nunca. —Volvió a lo suyo.

Los tres la miramos con una mueca de ¿Enserio?

—Desayunemos ya. —Los tres nos miramos con una mirada cómplice.

—Sí.

Me acerque a Luke y rebusque en la cesta hasta encontrar algunas gomitas de panda con chile.

¡Mis favoritas!

—Vas a querer esto. —Señale la canasta.

El plato quedó suspendido en el aire y se fijo en la cesta, abrió y cerró la boca sin saber que decir.

—Genial entonces me lo quedo. —Tome la cesta y me dirigí hacia mi habitación a dejarlo.

Mi celular vibro y lo saque de mi bolsillo trasero.

Escapando Del MatrimonioDove le storie prendono vita. Scoprilo ora