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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟒 ⨾
confusion
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; La visita de su hermana
fue toda una absoluta sorpresa para Edelia.
Ni siquiera fue capaz de recordarla durante todos aquellos años en Narnia, ¿cuánto tiempo hacía que vivía allí? ¿Cuánto había pasado en su mundo? Ahora necesitaba ver a Aslan por una razón más y era para que le explicara qué había sucedido, por qué vivía allí y por qué no recordó a su familia hasta que vio a Delila.
Fue algo que le pilló de sorpresa, ya habían llegado una vez más a la tumba de Aslan, incluso todos le habían dado la merecida bienvenida a los reyes y reinas, hablaban de formar un plan de ataque una vez fueron informados pero la rubia no era capaz de centrarse. Tanto que se levantó del círculo en reunión y se dirigió al exterior bajo la mirada de cierto pelinegro de ojos marrones. Quiso sentarse sobre lo alto y admirar Narnia, a pensar, en esos mismos instantes sentía un profundo rencor a sí misma por haber olvidado a su familia, a su propia hermana y a sus padres, era como si vivir tantos años en Narnia hubiera provocado que olvidara por completo su procedencia.
Minutos después sintió como la hierba a su lado se hundía, Edelia no quiso mirar hacia su derecha porque sabía quién era. La única persona que se acercaba siempre que tenía algún tipo de conflicto, esa persona que siempre la trató como una hermana pequeña y que a pesar de saber que no le gustaba estar acompañada en esos instantes en los que se peleaba con ella misma y con sus sentimientos, siempre se quedaba a su lado.
Peter Pevensie. Quien pasó la lengua por sus labios admirando hacia las vitas, luego giró el rostro hacia su querida amiga. Cuánto la habia extrañado, tanto que no pudo evitar sonreír al verla después de tanto tiempo.
─── Sé que estás confusa y que probablemente quieras estar sola pero te he echado mucho de menos, Edelia. ───Musitó el rubio con voz suave, provocando a la contraria girarse hacia él. No podía evitar ablandarse con el mayor de los hermanos.
