Supremacía de la sangre (2)

3

—¿Estás ahí?

—¿Qué haces aquí?

—¿Tú qué haces ahí?

—Estoy en mi cuarto.

—Eso ya lo sé.

—Hay reunión de ex mortífagos ahí abajo.

—Lo sé, hasta acá se escuchan las risas, las odiseas vividas bajo el mandato del Señor Tenebroso.

—¿Estás bien?

—No me levanté en un par de horas, estuve tirada en medio de la estancia, viendo su mirada severa, cargada de odio, seguro mis padres están tan decepcionados de mí.

—No lo creo, mamá decía que Barty estaba orgulloso de ti.

—No es mucho consuelo sabiendo que murió hace casi diez años.

—Draco, muévete, ya acaparaste mucho la puerta— exclamó Blaise desde el otro lado, la pelirroja sonrió con pesar.

—¿Ya visitaron sus casas?

—Acaban de ir la semana pasada— dijo Theo.

—Mi madre quedó sorpresivamente viuda tras la visita— dijo Blaise.

—¿Es el tercero, no?

—Sí— dijo Blaise en tono dudoso.

—No van a encontrar objetos con magia oscura, al menos no aquí.

—¿Nos pueden dejar a solas?

—No, rubio, también es nuestra amiga.

—Blaise...

—Déjalo, Draco, no me molesta.

—¿Crees que mi madre no se regocijó al escuchar aquello? Estuvo deseosa de que mi padre saliera de Azkaban para hacer lo mismo— dijo Theo.

—Lo malo que es cadena perpetua.

—Todas las cadenas en Azkaban son perpetuas— exclamó Blaise.

—Mi abuelo me va a llevar de nuevo.

—¿Qué te hace pensar que tu madre no te tratará igual, nada más pisar la celda? — inquirió Theo.

—Ahí estarán mis elfos para protegerme, no puedo hacer magia fuera del colegio.

—Menos ahí, tienes el favor del ministerio por tu abuelo, pero ahí sería evidente que sí hacemos magia en vacaciones— dijo Blaise.

—¿Pansy vino?

—Ya sabes que está abajo, debe dar buena impresión en busca del mejor postor— dijo Draco con pesar, sabiendo que era el destino de todos los sangre pura.

—Pobre chica, vayan con ella, no debe estar sola entre la jauría— dijo Medea.