XII

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El conductor rápidamente dio la vuelta para dirigirse a la ciudad, levantando gran cantidad de polvo. Sehun se mantenía con ninguna expresión en el rostro de miedo o preocupación, aunque sí la sentía por dentro. El silencio turbio apoderaba dentro del automóvil, el hombre miraba cada cinco segundos por el retrovisor al joven, que este estaba completamente tieso, también mirando directamente al caballero.

Ghanima con su cara de tranquilidad, daba a conocer que todavía seguía inconsciente, aunque esa no era la primera preocupación de Sehun.

El señor iba a una velocidad no muy moderada, mas, todavía les faltaba camino para llegar a la ciudad, ya que el sendero de árboles seguía sin fin, como si anduvieran en círculos.

—No debió entrometerse, caballero —pronunció el joven, con tono tranquilo.

—¿Disculpa? —miró el hombre por el retrovisor, nuevamente.

Sin previo aviso, Sehun pasó su brazo derecho por encima del hombre, para tomar una parte de cinturón de seguridad, el caballero se detuvo de inmediato en medio del camino, haciendo que el cuerpo de Sehun se inclinara para adelante, bruscamente. El chico se repuso rápidamente y con el cinturón, apretó el cuello contra el reposacabezas con todas sus fuerzas e ira que le producía estos altercados o 'errores'. Le estaba ahorcando, la cara del hombre se tornó roja, sus ojos sobresalían de expresión. Intentaba pegarle al joven, moviendo sus brazos hacia atrás, pero no le alcanzaba. Sehun, puso su pie apoyado contra el marco del asiento, haciendo presión, estirando sus brazos. Seguía tratando de salvarse, moviéndose, haciendo cualquier acción para debilitar al muchacho, pero el único que perdía el conocimiento, las fuerzas, era él mismo.

Solo le bastó unos minutos pensar a Sehun para realizar un exprés plan dentro de su mente. No iba a dejar fácilmente que le quitaran su control por un descuido tonto, él debía estar a cargo siempre, costaran las vidas que costaran, él haría lo imposible para mantenerse al margen, era lo primordial.

El hombre dejó de respirar, volviéndose todo más calmado, sin ningún ruido más que el del viento entre los árboles. Oh dejó de ahorcarlo, miró a su alrededor, dándose cuenta que estaba completamente solo. Ya más tranquilo, observó a Ghanima, el último asunto el cuál debía acabar pronto, así como lo hizo con el otro cuerpo, tapó la nariz y boca de la chica, esperando por unos minutos, viendo su cara directamente sin escrúpulos, terminó con la vida de ella, aunque se demoró, se alargó mucho más según lo previsto por él.

Salió del coche, para luego dirigirse a la puerta delantera, tomar el cuerpo del hombre muerto y tirarlo a la parte trasera, al lado del cuerpo de la hippie. Tomó el volante y dio media vuelta para ir directamente a la cabaña, a la velocidad más rápida.

Alma dolorosamente logró llegar hasta la salida, a cambio de sufrir golpes y rasguños en su piel. Alzó su brazo izquierdo abriendo la puerta, prácticamente gateando, salió, viendo que se acercaba aceleradamente un automóvil.

—¡Ayuda! ¡Por favor, ayuda! —trató de gritar.

Ver acercándose aquel conductor en ese automóvil, era su esperanza de salir de aquel calvario, le dio las fuerzas para incentivar la poca adrenalina que le quedaba y con sus brazos gateó hasta afuera, ensuciándose de tierra. El automóvil rápidamente se estacionó a pocos metros de ella, Alma ya sonreía de felicidad, el conductor salió y aprisa se acercó a la muchacha.

—¿Qué haces aquí afuera? —consultó Sehun con hiel.

La joven volvió a sentir esa agría sensación dentro, su sonrisa se esfumó de inmediato al saber quién era su posible salvación. Se echó a llorar. Sehun, fulminándole con su mirada, la recogió y tomó en brazos, corriendo hacia adentro, tirándola al sillón. Se dirigió a la cocina, cerró la puerta trasera y tomó un cuchillo.

—Luego hablaremos —salió con apuro, trabando la salida.

Por un momento, la alegría había llenado a Alma, pero ahora volvía a ser la misma, a resignarse de que este día no era el suyo, a volver a esperar más horas infernales con él, a sentir que su futuro era inserto, sin saber si al otro día seguiría viva o no. Ya ni pensar claramente podía. Sehun la había cambiado, la había convertido en una muñeca prácticamente, no podía hacer lo mismo que antes en su vida normal, ni procesar lo que pasaba como antes, su perspectiva y su forma de pensar habían cambiado completamente. Al principio oraba con todo sentimiento para que lo que vivía pasara rápidamente, que la encontraran, rezaba para poder tener alguna escapatoria o algo que le favoreciera, pero con el pasar de los días, dejó por completo aquella forma de "ayuda". Aunque estaba sola en estos instantes, no sabía aprovecharlos apropiadamente, solamente se quedaba en el sillón en silencio, mirando hacia un objeto en específico, con su mente completamente en blanco. Comenzaba a creer que su destino era este; convivir con un psicópata, que no tenía escapatoria alguna, que su vida, el propósito de su existencia era meramente satisfacer a un joven mentalmente malvado, a lo mejor su vida consistía en esto, y tendría que vivir así, sin quejas y dejar que pasaran las cosas a su ritmo... Aunque, no tendría por qué seguir esa lógica e intentar cambiar el curso del futuro con su única opción en estos momentos; suicidándose, nunca lo había intentado antes, menos cuando tomó su trabajo en el call center para suicidas, donde precisamente conoció a este joven, mas, ahora sentía la necesidad de hacerlo antes de que llegara Sehun. No quería seguir viviendo de esa manera, que ni siquiera era vida. Si tenía que elegir entre vivir esa situación por siempre, o acabar con su vida para siempre, preferiría mil veces morir, aunque fuera ella misma la que tendría que hacerlo, siendo doloroso, preferiría ella quitarse la vida a que lo fuera a hacer Sehun. No dejaría que todo le fuera a él a su merced, su egocentrismo hacia que lo tomara de esa forma, la rabia que sentía contra él, le incentivaba a que lo hiciera, como una forma de herirlo, si fuera posible herirlo de esa manera.

Ya no sabía qué hacer ni pensar.

Psicopatía Tormentosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora