-WᴏɴᴅᴇʀBʀᴜᴊᴀ

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Ginny estaba leyendo un libro en su habitación, en el pequeño sofá que tenía debajo de la ventana que tenía vista al jardín, la pierna derecha pegada a su pecho y la otra en el suelo, una mano sosteniendo el libro y la otra jugando con su taza de ...

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Ginny estaba leyendo un libro en su habitación, en el pequeño sofá que tenía debajo de la ventana que tenía vista al jardín, la pierna derecha pegada a su pecho y la otra en el suelo, una mano sosteniendo el libro y la otra jugando con su taza de té, su cabeza reposada en el cristal, su cabello semi amarrado con varios mechones sueltos.

La chica había crecido, y con ello, a sus ya no tan cortos dieciséis, la belleza creció con ella, era una chica hermosa, las curvas que se estaban definiendo ahora eran muchísimo más notorias, el abdomen plano que había querido tener desde siempre, los ojos oscuros con una mirada de pantera cuando los relajaba, cejas medio llenas, algunas pecas adornando su rostro, y sus labios color cereza que solo se ponían más de color al tomar o comer cosas heladas o calientes.

Decidió que ya era hora de dejar abajo la taza vacía de té. Bajó las escaleras acomodándose la gran casaca de lana gris que tenía sobre su top negro, también llevaba pantalones crema. Cuando llegó a la sala vio un gran baúl de Hogwarts con las iniciales HP. Y también vio una lechuza que reconocería en cualquier lado.

—¿Hedwig?—preguntó al verlo.

Dejó su taza y el libro en la mesita y corrió al pie de las escaleras.

—¡Mamá!—gritó esperando a que su madre llegase, Molly al oír a su pequeña, apareció al primer llamado.

—¿Ginny? ¿Qué ocurre?

—Nada, pero quería saber a que hora había llegado Harry.—vaciló.

—¿Qué? ¿Harry? ¿Cuál Harry?—bajó un poco las escaleras.

—Harry Potter, claro.—obvió subiendo un poco.

—Creo que sabría si Harry Potter estuviera en mi casa ¿O no?—siguió bajando escaleras.

—Su baúl está en la cocina y su lechuza.—frunció el ceño.

—No, cariño, cielo, de verdad lo dudo.—negó mirando a su hija.

Hedwig hizo un sonido y unos pasos apresurados se empezaron a escuchar hasta que llegó al barandal de las escaleras.

—¿Harry? ¿Quién dijo Harry?—preguntó Ron.

—Yo, entrometido ¿Está contigo?—le preguntó su hermana.

—Claro que no, sabría si mi mejor amigo estuviera en mi habitación.—le dijo obvio.

Y así otros pasos apresurados se escucharon cuando otra persona llegó al barandal.

—¿Escuché una lechuza?—fue Hermione la que se asomó.

—Tú no lo has visto ¿O si, Her? Es que al parecer anda por la casa.—preguntó explicando.

—¿En serio?—sonaba emocionada.

—En serio.—se oyó al elegido.

—¡Harry!—gritó Ginny dándose cuenta de que su mejor amigo estaba ahí.

⁵𝙶𝚒𝚗𝚗𝚢 𝚢 𝚎𝚕 𝚙𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚙𝚎 𝚖𝚎𝚜𝚝𝚒𝚣𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora