2°El Primer Homicidio

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3:00pm

La alarma de mi teléfono suena avizandome que debo tomar la pildora. <<debo desactivarlas todas, son molestas >>
Froto mi frente y me levanto de la cama para ir al baño pero justo antes de entrar la puerta de mi habitación se abre sin siquiera avisar.

— Es hora de tu pildora — anuncia Erika antes de volver a salir y cerrar la puerta tras ella. <<¿Como desactivo a mi hermana?>>
Saco el frasco amarillo que ahora esta en el compartimento tras el espejo del baño y lo analizo unos segundos antes de volver a alzar la vista frente al espejo, suelto un profundoSuspiro.<<¿y si no las tomo?>>

Lo abro y saco una pildora azul.
La pongo en la palma de mi mano y la contemplo por unos segundos decidiendo si la tomo o no, se que esa pildora no es de mucha ayuda, no me provoca nada más que puro agotamiento.

Tomo una gran bocanada de aire y entonces hago lo que había querido hacer desde que me las dieron, tiro la pildora por el orificio del lavamanos. Abro la llave y me remojo la cara. <<Nadie lo va a notar>>. Dios quiera y mi madre nunca sepa esto, de lo contrario me internará de inmediato.

Vuelvo a tomar el frasco y lo escondo en el rincón más oscuro del closet, justo en la repisa de más arriba.
<<Mucho mejor.>>

Tomo una camiseta de cuadros gris y me la pongo sobre la playera negra que llevo puesta, no me molesto en abotonarla y salgo de la habitación.

Cuando bajo a la cocina, me doy cuenta de que todos ya están reunidos ahí terminando de empacar la comida que prepararon durante toda la mañana.

— ¿estas listo? — pregunta mi madre mientras termina de cerrar el toper azul para colocarlo en la canasta con el resto.

— no, pero ¿tengo opción?— pregunto y sacude la cabeza

— definitivamente no — responde dándome una sonrisa.

— bien — dice la abuela tras dar un aplauso— creo que ya es todo, Eric, cariño ¿puedes llevar esto por nosotras? Por favor— pregunta y Asiento tomando la canasta con los topers de comida.

Después de unos minutos salimos todos de la casa en dirección a la del reverendo Warren.
Pasamos exactamente cuatro casas antes de llegar a la de los Warren, tal como había dicho April, la casa esa muy parecida a las demás, solo que la suya esta pintada de un color azul cielo, algunas cuantas personas entran y salen cómodamente como si fuera su propia casa.

Al entrar una amable mujer se nos acerca y toma la canasta que sostenía en las manos

— Adelante, están en su casa — dice con su mejor sonrisa — todos están atrás

— vamos — avanza la abuela y todos la seguimos hacia la parte trasera de la casa. Pasamos por una puerta de vidrio corrediza y de inmediato vemos a toda la gente que ya ha llegado, algunos conversan, otros caminan de aquí a allá con platos de comida en las manos, niños corriendo por todos lados mientras otros los perseguen.
Es la típica tardeada que organizan los vecinos en cualquier pueblo chico, de esos que solo ves en las películas, todo luce tan Perfecto que hasta da escalofríos.

—Texas — aparece Octavia frente a nosotros con una sonrisa de oreja a oreja, ya no trae su uniforme, ahora en su lugar lleva un vestido rojo con flores

— Blood Reina — asiento como saludo haciéndola reír

— Octavia Granger — se presenta ante mis padres y Erika —bienvenidos a la hermosa comunidad de Springholl — Dice y me echo a reír ante la pizca de sarcasmo que puedo notar en sus palabras.

El Asesino De Springholl Where stories live. Discover now