9° Bienvenida Al Club Del Crimen

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A la mañana siguiente cuando mi teléfono vibra avisándome que debo irme, me despierto y salgo por la ventana de la habitación de April con mucho cuidado para no despertar a su abuelo ni a ella, quien se ve tan tranquila, tan llena de paz sumida en sus sueños y no quiero ser yo el que la interrumpa.

Debo parecer un ladrón saliendo de esta manera pero es esto o bajar por las escaleras con miedo a que el reverendo Warren me encuentre y me crucifique por haber pasado la noche en la habitación de su nieta. De camino a casa me siento con más energía... dormir con April me ha ayudado bastante, y debido a eso no tuve ningún sueño o recuerdo en el transcurso de la noche, logré dormir lo suficiente como para sentirme mejor física y mentalmente, ahora podré hacer rendir el día sintiendome bien.

La terapia de dormir con alguien que propuso April sirvió de mucho y sinceramente quiero repetirlo a más veces... aun no se si fue el abrazo o simplemente ha sido la mismísima April en lograr que conciliara el sueño por una noche sin tener que despertar a mitad de madrugada entre gritos y sudor.

En cuanto cruzo la puerta principal, varias voces angustiadas llegan a mis oídos desde la sala de estar haciendo que me quede congelado justo en el tercer escalón, mi madre casi llora en cuanto me ve de pie intentando subir y yo solo maldigo para mis adentros por haber sido descubierto.

— ¡¿Donde estabas?! — pregunta dándome un abrazo — ¿Tienes idea de lo que sentí cuando no te vi esta mañana en tu cama? — me da un zape en la nuca — ¿Porque no avisaste?, ¡Creí que te había sucedido algo!

— Fui a tomar un poco de aire — Miento mientras me froto la zona en la que me golpeó haciendo una mueca de dolor.

— ¿A esta hora? — pregunta mi padre mirándome como si hubiese perdido la cabeza, así que asiento.

— No había podido dormir bien, y decidí salir a caminar —explico con mas mentiras, tratandando de sonar casual

— ¿Con la misma ropa de ayer? — pregunta mi abuela con la mirada clavada en mi y en cada expresión que hago. Me repara de arriba a abajo como si tratara de encontrar alguna hebra de la cual tirar hasta llegar al final de mi mentira, por suerte he mejorado en ocultarles las cosas.

— Estaba por darme una ducha — digo y esta vez no miento. Realmente si planeo tomar una ducha.

— ¿Porque no avisaste? — insiste mi madre pero esta vez dejando a un lado la preocupación para ser sustituida por la molestia de no haberle dicho nada. Se cruza de brazos y hunde el ceño.

— Estaban dormidos, no quería despertarlos — me encojo de hombros, restándole importancia

— ¿Estas tomando tus píldoras? — pregunta mi abuelo con recelo. Volviendo a encender esa molestia curiosa en saber porque tanto maldito interés de su parte porque me tome las dichosas píldoras, pero se que si digo al respecto, serían capaces de volverme a internar así que solo me limito a asentir asegurandoles que si las estoy tomando, lo cual es una total mentira pero con eso logro que mi madre suspire como si el segundo que tardé en responder hubiese sido el más largo de toda su vida.

— Si vuelves a hacer algo como esto, juro por dios que te encerraré en el hospital yo misma — me amenaza — ¿Entendiste?

— Si capitán — bromeo sin sonreír y subo a mi habitación cerrando la puerta soltando todo el aire que había estado reteniendo sin darme cuenta. <<por poco>>

Fingir ante mi familia acerca de que todo esta bien es algo en lo que me estaba haciendo bueno, pero aún así justo ahora me parece lo más difícil del mundo, y aún más cuando lo único que había querido hacer desde que crucé la puerta principal era pedirles explicaciones acerca de mi vida aquí en Springholl porque ya me había quedado claro que si había tenido una vida aquí, vida que no recuerdo en lo absoluto y vida de la cual ellos están empeñados en fingir que no existe... lo cual me lleva a preguntarme... ¿porque?

El Asesino De Springholl Where stories live. Discover now