𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 5: Recuerdos del 87

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Era como estar viviendo una vieja película, recordando aquellos momentos en donde era más atrevido, joven y despreocupado.

Mientras tomaba su café con leche, veía a Namjoon con una expresión incomoda, el mayor no apartaba la mirada de su taza y veía como sus dedos jugaban torpemente con el borde de esta.

- Perdón, tal vez fue inoportuno.

Al salir del consultorio, Namjoon le invitó un café y realmente quería negarse, pero no podía simplemente irse y dejarlo con una sonrisa apagada, su corazón no se permitía hacer esa atrocidad.

- No te preocupes, es solo que...- Su voz salió algo entrecortada - Se siente como en los viejos tiempo.

Namjoon sonrió y miro a Seokjin directamente a los ojos, la emoción que transmitía Namjoon con su mirada era impresionante, como si miles le luciérnagas estuvieran danzando dentro de su iris.

Había una tensión en el ambiente que se hacía notar de sobremanera, ambos querían seguir con sus vidas y olvidar lo que en algún momento pasó, pero el simple hecho de haberse reencontrado hace un año, les quitaba el sueño a ambos.

Kim Namjoon era un pediatra muy reconocido, pasó años de su vida dedicándose a algo que simplemente no quería, no podía negar que la medicina era una de las carreras más aclamadas y mejor pagadas, demasiada suerte tenía de haber logrado culminar sus estudios. Sin embargo, durante todo este tiempo, no lo vio como algo que fuera parte de él, lo veía como el sueño frustrado de su familia.

Se dejo llevar y final se acostumbró, pero no era mentira cuando decía que su sonrisa era más falsa que la terapia de reorientación sexual.

- Jinnie...

El corazón del menor comenzó a retumbar con fuerza, como si se estuviera a punto de salir de su pecho, no quería mirar, joder, que no quería.

Pero sus ojos le vencieron y en ese momento vio la perfecta sonrisa que adornaba el rostro del pediatra de su hijo. Juró que el oxígeno dejó de llegarle al cuerpo.

- ¿Estas bien? Tus mejillas están algo rojas - Seokjin se maldijo en su interior al no poder controlar sus expresiones.

Después de todo no tenía que tener pena, fue el hombre que alguna vez amó.

- Y-yo, realmente lo siento, es solo que...

- Te resulta difícil verme, lo sé - La sonrisa de Namjoon decayó un poco, bastante a decir verdad.

Y Seokjin se sentía el peor hombre de la historia, odiaba ser cobarde, odiaba reprimir las emociones y sentimientos, odiaba tener que negar su verdadero ser porque sabía que le estaba haciendo daño a los demás.

Al menos, le hizo daño a Namjoon.

- Han pasado mucho años, yo lo superé todo - Seokjin Habló algo tajante, querido sonar seguro, pero lógicamente no estaba seguro de lo que decía.

- ¿De verdad, Seokjin? Se cuando estás mintiendo, esa capa de agresividad es solo para ocultar lo que en verdad sientes, te conozco Jinnie, hasta puedo decir que yo te conozco más que tu mismo - Esas palabras fueron un golpe en su pecho, se sentía impotente, incapaz y desconocido.

- Namjoon, lo siento.

Sintió un peso menos diciendo eso, sabía que todo había sido su culpa.

- ¡Lo siento! Cada cosa que pasó, Y-yo...- No sabía cómo formular sus ideas - Todo lo que pasó fue mi culpa, las cosas que hice, nunca fue mi intención mentirte y después irme como si, como si con eso fuera a borrar todo el daño que te había causado. Namjoon, no soporté verte llorar aquella noche, no imaginé que mi padre llegaría a tal extremo de hacerme pasar por muerto, quería correr a ti y decirte que este era solo el inicio de un final feliz, pero me venció el poder de mi padre. Sus gritos y golpes me convencieron de dejarte atrás, es mi culpa.

Año 1987

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Año 1987

- ¿Ves esa estrella de allá? - Ambos cuerpos estaban recostados en la suave tierra del mirador, observando las estrellas que brillaban con intensidad en cada parte del oscuro cielo.

Seokjin tenía recostada su cabeza en el hombro de Namjoon, mientras este tenía su brazo por detrás del cuerpo del menor, acariciando el hombro ajeno con cariño y lentitud.

- ¿Hablas de la más brillante y bonita?

No pudo evitar mostrar una sonrisa al sentir la tranquila respiración del mayor. Ambos tan absortos en su mundo, en su realidad y en sus deseos.

- Esa misma, me recuerda bastante a ti- El castaño miró a Seokjin, observando como el brillo de las estrellas se impregnaba en las pupilas del menor.

Se sentía tan completo, como si hubiera encontrado una razón para respirar, para seguir corriendo en un sendero de flores lleno de mariposas.

- ¿Por que? Te estas poniendo muy romántico últimamente, Nammie- Su voz salió con algo de gracia, haciendo que Namjoon soltara una sutil risa.

- Me recuerda a ti porque brillas para ti mismo, no para los demás, ella siempre esta rodeada de otras que intentan ser igual a ella, que buscan hacerla a un lado, pero siempre gana, siempre busca darse a conocer, Seokjin vas a hacer grandes cosas en la vida y espero poder verte mientras lo haces.

Las palabras correctas logran que hasta el corazón más fuerte se debilite.

Las palabras correctas, enamoran a las personas que más temores tienen.

Las palabras correctas siempre se les dicen a la persona correcta.

No pudo evitar soltar leves lágrimas tras la hermosa sensación de sentirse amado, amar a alguien no es solamente darle momentos románticos, darse besos, abrazos o ser empalagosos cada cierto tiempo.

Amar a alguien implica estar para el sin importar que, amar significa que la otra persona sienta el apoyo. Amar requiere de muchas cosas, muchas emociones que no todos están dispuestos a manejar.

Pero Seokjin no solo había escuchado las palabras correctas para enamorarlo, también había encontrado a la persona correcta para amarlo.

- Desearía que así fuera, por siempre, Nam.

Ambos se plantaron un tierno y lento beso, dejando como testigo a las estrellas, a los planetas y las mariposas que rondaban en media noche.

Solo simples almas amándose sin ataduras, sin prejuicios, sintiendo como sus corazones se completaban como si de una castillo de naipes se tratara.

Pero los castillos de naipes también son frágiles.

EFÍMERO Ⓒ| YOONMINWhere stories live. Discover now