Cuando las llamas se apagan

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Reyes: ...

No sé.
No sé que responder.
Sus ojos café claro resplandecientes con sus pestañas amarillas humedas me daban la sensación de calidez, de calidez de muerte.
Su cuerpo acurrucado junto a mí me transmitía su calor.

Cielos, no sé que contestar, me quedé atorado.
Si tuviera que describir mis sentimientos de alguna manera sería "asfixia".
Donde sea que decida voltear veo problemas, y la única manera existente de salir es lastimando.
No sé, no sé, no sé, no sé, no sé, no sé.
Si contestara sería de esta manera, pero mi boca solo se limita a abrirse y a cerrarse como la de un pez.
Su mirada espectante me daba la sensación de que me estaban apuntando con un arma.
En cualquier momento estallaría.
¡¡¡Habla, habla ahora!!!

Reyes: ...Em... Lo lamento... Yo no--

Rena: Ah, lo entiendo, gracias.

Lágrimas recorrieron su bella cara rojiza por las emociones.
Sus expresiones fueron complicadas y su cabeza se movió hacia otro lado para que yo no viera sus lágrimas.
No, espera déjame terminar.
Se levantó casi al instante y huyó...

Reyes: --Yo no estoy pensando correctamente...

No... No me dejes solo...
¿Será mejor dejarla sola?

Así ví su silueta desaparecer entre las gotas de lluvia.

-Era de mañana

«Vip, vip, vip, vip»

La alarma de las 7 de la mañana estaba sonando en mi habitación.

El silencio que había en casa, y toda aquella sensación de opresión en mi pecho habían acabado con mi sueño así que solo pude dormir un par de horas.

«Vip, vip, vip, vip»

Estiré mi mano para apagar la alarma de mi celular.

Cuando la apagué me eché hacia otro lado de la cama.

Mis padres habían ido a trabajar y mi hermana pequeña se fue con mamá a su trabajo.

No iré a la preparatoria.

Con esa decisión volví a dormir.

-Cuando desperté noté que era ya de tarde.

Las 11 de la mañana.

Me levanté y desayuné, el tiempo se sentía tan extraño.
Quería enviarle un mensaje, quería disculparme, pero en realidad no sabía lo que yo sentía dentro de mí. No quería lastimarla, no quería mentirle.

A las 11:36 am salí a pasear.
Era la hora de receso en la preparatoria.

Salí a dar la vuelta en mi bicicleta y descubrí que estaba paseando por el lugar donde había conocido a Susan.

Un arrollo con una corriente de agua descendiente al sur.
La banca que estaba frente a mí se veía tan hogareña.

Me senté, iba en pijama, no había sido capaz de hacer algo para levantarme y cambiarme.

Finalmente sentí como el calor de la banca me abrazaba mientras yo pensaba tanto en aquello.
Parece algo tan simple pensarlo desde fuera, pero cuando ves nuestra amistad, y la posible perdida de ella se vuelve algo tan complicado. Y simplemente no es posible decir que no. Es como obligarla a irse u obligarme a quedarme.

Me relajé.

-Un aire muy apasible trajo consigo una brisa cálida y una voz muy dulce.

???: ¿Poe?

Reyes: ?

Cuando miré hacia atrás ví una figura femenina, una muy plana pero encantadora figura.
Su pelo rojizo se mecía con el aire y sus lentes brillaban con la intensidad misma que el sol reflejado.
Así es, era Susan.

Sugar Fruit.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora