Veintiseis

4K 189 193
                                    

Narra Camille

El camino de regreso al hotel fue muy divertido, entre el karaoke de Danny al cual me sumé, y la risa particular de Michael quien trataba de concentrarse en el camino lo hizo todo más ameno.

Este último me había hecho sentir de lo más cómoda, ya que prácticamente me trataba como si me conociera de toda la vida, cuando en realidad esto había pasado hace unas horas, por lo que estaba muy agradecida.

Una vez que llegamos al hotel cada uno se dispuso a realizar sus cosas, por lo que Daniel nos abandonó en la recepción ya que lo habían llamado por el tema de un papeleo, mientras que con Michael seguimos camino hacia el ascensor.

Una vez dentro apreté el número de mi piso ya que yo era la que se bajaba primero. Ninguno de los dos decía nada pero instantáneamente cuando las puertas se abrieron indicando que había llegado mi momento de bajar, siento la voz de Michael.

Gracias – soltó de la nada haciendo que yo me voltee para verlo con una sonrisa en su rostro.

¿Por qué? – pregunté confundida sin captar la conversación.

Ya sabes a lo que me refiero

Respondió haciendo que a mí se me formara una sonrisa, para luego ver como las puertas se cerraban en frente mío dejándome ahí parada sonriendo frente al reflejo que me devolvía el metal del ascensor.

Una vez que reaccioné al pensar de lo patética que me debía estar viendo desde afuera, fui a mi habitación me bañe y cambié con ropa cómoda debido a que luego tendría que bajar al comedor para la cena.

Luego de aproximadamente media hora nos encontrábamos sentados en nuestra mesa Max, Carla, Lando, Carlos, Daniel, Charles, y yo a lo que luego de unos minutos se nos sumó George junto con Carmen.

Y sí, al fin la había podido conocer y si bien nos cruzamos en la carrera no habíamos podido charlar durante mucho tiempo por lo que la plática durante la cena fue interesante.

Ellos fueron los últimos en llegar y los primeros en irse a lo que luego nos sumamos Daniel y yo. Y sí amigos hoy me arme de valor y sin importar el qué dirán me retiré junto a él de ese salón, el cual estaba algo vacío comparado con la noche anterior ya que muchos  se habían ido, mientras que otros descansaríamos unas horas para luego partir.

Esta vez usamos las escaleras para subir tres pisos, ya que inconscientemente ambos queríamos alargar cada vez más el hecho de que no sabíamos cuando nos volveríamos a encontrar.

Pero sin dudas por el camino hasta llegar a la habitación nos encontramos con aquello a lo que tanto temíamos que pasara.

La voz de Pierre hablando a nuestras espaldas hizo que detuviéramos el paso para girar ambos en su dirección. La imagen que mis ojos captaron era a un francés con el pelo revuelto, más de lo normal, los ojos algo desorbitados, y el trofeo en su mano que hacía que el peso del mismo le hiciera perder el equilibrio producto de la borrachera que llevaba encima.

A si se siente la victoria – habló en forma de burla hacia Daniel con una sonrisa incrédula en su rostro.

Felicidades, ahora es mejor que te vayas a dormir

Respondí lo más calmada posible para luego pegarme a Daniel, el cual no tardó en pasar su brazo izquierdo por detrás de mi cuerpo dejando su mano en mi espalda baja.

Ay que ternura la parejita. Sabes Danny tal vez pensas que ganaste el gran permio de tu vida – soltó refiriéndose a mi.

Pero con el tiempo te darás cuenta que no es más que una copa vacía – agregó esto último arrastrando las palabras.

En ese momento pude sentir a mi corazón estrujarse, al mismo tiempo que ese sonido me trasportaba nuevamente hacia el pasado, y a aquellos días en que las discusiones habían pasado a formar parte de nuestra rutina diaria.

Deja vú | Pierre GaslyWhere stories live. Discover now