Capítulo 4

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Al día siguiente Noa estuvo ocupada poniéndose al día con todo el trabajo. Tanto ella como Asha no descansaron hasta la hora del almuerzo, donde se encontraron con Pierre Dupont, el cocinero francés. Al estar los guías con sus ayudantes en sus respectivas excursiones, se encontraban ellos solos en la mesa. Y fue un alivio para ella no coincidir con Alonso, pues después de lo de la noche anterior todavía seguía dolida con él.

-Bonjourmes amours. -saludó el chef.

-Bonjour Pierre. -contestaron las dos.

-Espero que la comida sea de su agrado miss Montalbo.

-Seguro que lo es, se ve deliciosa.

-Merci.

- Pero por favor tutéame Pierre.

-D'accord. Y tú mon chéri tienes que comer más. -Regañó a su compañera. -Te estás quedando... mon dieu... ¿cómo se dice?... en los huesos.

-No seas exagerado Pierre, estoy perfectamente.

-De perfectamente nada Asha, ¿crees que no me he dado cuenta de que llevas varios días triste y desanimada?-le preguntó el hombre con evidente cariño.

Su compañera levantó la mirada enfadada con él y se removió en su asiento incomoda.

-Te he dicho que me encuentro perfectamente. -Le soltó cortante. -Y no quiero hablar más del tema.

El francés la observó dolido por su respuesta y asintió con la cabeza, desviando su mirada a continuación hacia su plato.

-Ejem...-carraspeó Noa intentando salvar ese tenso momento entre ellos. - ¿Y cómo es que no te vi ayer en la cena?

- ¡Oh!, pues es que tanto los lunes como los domingos son días de mucho ajetreo en la cocina. -le empezó a explicar. -Se sientan a comer todos los clientes y me necesitan en ella. Como puedes observar ahora no hay nadie, y solo nos ocupamos de los desayunos y la comida tipo picnic que se lleva Alonso en sus excursiones. Más tarde nos encargamos de las cenas, que suelen ser más abundantes, ya que los clientes suelen llegar hambrientos.

- ¿Tú no le llamas jefe Alonso?-preguntó divertida.

-Me niego rotundamente. -le respondió el francés sonriendo con complicidad.

-Perdóname Asha, no era mi intención burlarme de ti. -se disculpó cuando observó un leve gesto de disgusto en su semblante. - Pero es que me parece tan arcaico ese término, que no entiendo como él quiere que le llaméis así.

-Él nunca nos pidió que le llamásemos así. -le aclaró. -Pero lo hemos hecho siempre como una forma de respeto hacia nuestros superiores. Ya lo hacíamos con el jefe Emilio y con los anteriores que estuvieron antes que el jefe Alonso.

-Entiendo. -Comentó ya sin reírse. - Discúlpame si te he ofendido, pero te aseguro que esa no ha sido mi intención. Lo que pasa es que yo vengo de un país donde las costumbres no son tan... tan...

- ¿Formales?-sugirió su compañera.

-Sí, podríamos llamarlo así.

-Tranquila no me has ofendido. -La tranquilizó. -Entiendo que en Europa las costumbres son otras, pero mi país ha estado sometido al imperio británico hasta no hace mucho, y algunos hábitos son difíciles de cambiar.

Noa se quería morir. Por su mente no pasó en ningún momento la idea de los años de represión que el pueblo africano tuvo que vivir hasta no hace mucho tiempo, y se sintió mortificada por su falta de tacto.

-Lo... lo siento. -farfulló avergonzada.

-No te disculpes. -le dijo con una suave sonrisa en la boca. -A vosotros os invadieron los romanos, los árabes, los franceses...-señaló, lanzándole una mirada medio divertida al chef. -lo que pasa es que eso fue hace mucho tiempo, algo que no ocurre en nuestro caso. A mí me duele más ver cómo nos vamos matando entre nosotros mismos. Y todo por avaricia y poder.

Safari, a la caza de tu amor. Publicada por Zafiro (Grp Planeta)Where stories live. Discover now