22 ⤖ ❝Je te laisserai des mots❞

117 21 23
                                    

Louis estuvo hablando con Marianne toda la noche, fingiendo que le agradaba para que todos pensaran que serían una bonita pareja. Únicamente porque su padre lo obligó.

Marianne era insoportable. Era la mujer más irritante que había conocido. Lo peor de todo es que mentía, creaba una falsa personalidad para las personas ajenas con las que siempre está. Ella no era así, y le molestaba. Su tono chillón, su alegría, era falso, y era más irritante por ello.
Lo trataba de estúpido, como si no se diera cuenta de su gran mentira, como si no tuviera que hacerlo él también.

La tuvo que soportar toda la noche, bebiendo y bebiendo vino todo el tiempo. El problema es que no se embriagaba con facilidad y cuando ya era medianoche, seguía igual.

Bajó a la cocinar para hacer algunos sándwiches y sirvió agua en tres vasos. Con mucho cuidado y haciendo el menor ruido posible —pues era un castillo, cualquier sonido retumababa por todas laz paredes—, bajó al sótano. Tuvo la suerte de que ningún guardia merodeaba por la zona.

—¿Adam?

Dobló en un pasillo y vió un guardia al final de este.

—¿Adam? —preguntó con mas fuerza. El guardia lo volteó a ver.

—Creí que te habías acobardado —lo ayudó con la bandeja y la dejó sobre el banco donde estaba sentado—. Hola.

—¿Dónde está?

Adam se hizo a un lado, y le dejó observar el interior de la última celda. Estaba iluminada por las velas del pasillo únicamente. Apenas podía ver la espalda de Harry.

Su pecho se contrajo y cayó de rodillas al suelo, con lágrimas en sus ojos.

—¿Harry?

Je te laisserai des mots... en-dessous de ta porte...

¿Harry? Cariño, estoy aquí.

Embrasse-moi... Ramasse-moi...

—¡Harry! Por favor, no tengo mucho tiempo.

—No quiero hablar, Louis.

—Te he traído comida. Sandwiches de queso y lechuga, como a tí te gusta. Le he quitado el borde del pan y... te traje agua.

—No tengo hambre.

—¿Podrías acercarte al menos? —susurró—. ¿Estuvo así desde que está aquí? —preguntó a Adam, que ya terminaba su primer sándwich.

—No. Le mencioné sobre el casamiento, creí que era algo que debía saber...

—Por supuesto. Sí —cuando volteó nuevamente, Harry estaba frente a él y durante un milisegundo se asustó. Su pelo estaba despeinado y enredado, sus ojeras resaltaban más que sus hermosos ojos y estaba demasiado delgado. El brillo en sus ojos había desaparecido, ahora solo había tristeza—. Oh, mi amor... —tomó su rostro con delicadeza y dejó un beso en su frente—. Lo siento tanto...

—No es tu culpa.

—Lo es. Yo te metí en este lío desde un principio. Si tan solo no te hubiera besado ese día, yo...

—Shhh. Está bien.

—¡No está bien! Harry, te matarán.

—Lo sé, Lou.

—No pueden hacerlo, Harry, no pueden... —apoyó su frente contra los barrotes y lloró en silencio—. Te amo, por Dios.

—Louis...

—Te amo tanto, Harry. No podré vivir sin tí, no podré hacerlo...

—Escúchame. Mírame —Louis lo miró y recordó en una fracción de segundo todas las veces que había sido feliz, todos esos días junto a Harry que lo habían mantenido vivo—. Podrás, porque eres fuerte. De esto estoy seguro. Eres la persona más fuerte que he conocido.

—No...

—Louis, lo eres. Podrás soportarlo, y serás el mejor rey que tuvo este lugar. Y yo aunque no esté para verlo, estaré orgulloso de tí.

—No quiero que me dejes...

—No quiero dejarte tampoco —suspiró—. Pero nos tocó la época equivocada, y ya no hay nada por hacer.

—No podré, Harry. Tú me mantienes vivo.

—Y lo seguirás por mí. Prométeme que podrás.

—No...

—Haces demasiadas promesas, Louis. Pero prométeme y cumple esta, por favor.

—No.

—Es mi único deseo, Louis. Que puedas ser felíz, que seguirás vivo y... Y en un futuro serás feliz con una linda esposa, tus hijos y...

—¡No!

Harry suspiró y soltó los brazos de Louis, echándose levemente hacia atrás.

—Es hora de que vayas a dormir, Lou.

—¿Qué?

—Es tarde.

—¡No! Ya no quiero alejarme de tí.

—Pero tendrás que hacerlo.

Louis sacó una carta de su bolsillo y se la entregó.

—Léela. Por favor, ¿sí?

—Sí. Lo haré.

Louis le dejó un beso en los labios y se separó lo más lento que pudo, sintiendo como en cada movimiento que hacía, su vida se destrozaba un poco más.

—Te amo, Harry.

—Te amo, Louis.

Notó que Adam había terminado su comida y dejó la bandeja frente a Harry.

—Come, por favor —dió cuatro pasos antes de voltear nuevamente—. Te lo prometo Hazz.

Harry esbozó una débil sonrisa.

—Gracias Adam. Adiós.

—¿Cómo es que pudieron enamorarse? Son dos hombres —dijo Adam, cruzado de brazos y observando la cárcel de en frente. Casi siempre intentaba sacar tema de conversación para que el pobre chico no se volviera loco.

—No pudimos evitarlo. El corazón hace lo que quiere todo el tiempo, fue inevitable.

—¿Corazón? ¿Hablas de amor?

—Sí, por supuesto. ¿No nos has visto recién? Que la gente confunda amor con enfermedad simplemente porque la biblia lo dice y porque la gente le tema a lo diferente, es una estupidez.

—No entiendo.

—No, nunca lo entenderás.

—Si sabes que no podrá con esto, ¿verdad?

—Sí... Sí, lo sé.

Recomendación: la historía sería mejor si escucharan la canción "Je te laisserai des mots", es realmente hermosa. Y hace todo más triste si la escuchan mientras leen los capítulos, confirmado por mí :D

Gracias.

La sensación de correr bajo la lluvia - [Larry]Where stories live. Discover now